Ibn Battuta es un pequeño cráter que hay en la luna y se llama así porque a los científicos les gusta usar nombres históricos para rendirles un pequeño homenaje, así que hoy vamos a hablar un poco de Ibn Battuta, ese desconocido viajero medieval.
Esta es la historia de un viajero medieval llamado Ibn Battuta, un gran desconocido para muchos en el mundo occidental.
Durante la edad media no se conoce a ningún hombre que recorriera tantas distancias como Ibn Battuta, él era un bereber que nació en Tánger y todo comenzó con una peregrinación a la Meca que hizo a los veintidós años y siguiendo la tradición religiosa de su cultura árabe, el Islam.
Según relata en sus propias memorias, este viaje lo realizó sólo sin compañero alguno, recorrió muchos kilómetros para regresar a Tánger, veinticuatro años más tarde y habiendo recorrido 120.000 Kilómetros regresó a su casa al finalizar esta aventura.
Este viaje tan largo y maravilloso lo comenzó por la costa de África atravesando Egipto hasta llegar a la Meca, había escogido una ruta poco usada y llena de obstáculos por las guerras internas debiendo retomar de nuevo su ruta a la Meca desde El Cairo.
Estuvo en Hebrón, Belén y Jerusalén amparado por la seguridad que los mamelucos de la época ofrecían a los peregrinos.
Se juntó con una caravana en Damasco con la que siguió ruta hasta Medina, lugar dónde reposaban los restos del profeta Mahoma.
Por fin llegó a la Meca, cumpliendo con los rituales del Islam y pasó a ser un Haijji.
Le debió gustar mucho esto de viajar por tierras extrañas que en vez de regresar a su casa, se unió a una caravana de peregrinos que procedían de Irán e Iraq y volvían a su hogar.
Llegó a un Iraq que en aquella época estaba gobernado por los mongoles, visitando Nayaf, Basora y por fin llegando a Persia dónde visitó Isfahán y regresó de nuevo a Irag pasando por Kufa y Bagdad.
Conoció a Abu Said Bahadur que menciona en los relatos de su libro, prosigue su viaje por la Ruta de la Seda llegando a Tabriz, pero tenía ganas de volver a la Meca así que antes visitó Samarra, Tikrit, Mosul y el Kurdistán,
Llegó de nuevo a la Meca como os contaba y allí pasó un largo año conviviendo con las historias que le contaban los peregrinos.
Su afición a viajar no cesaba nunca y partió de nuevo hacia Jedda para embarcar rumbo a la costa Nubia, lo que es hoy en día Sudán, cruzó el Mar Rojo y llego a el Yemen.
Partiendo de Adén comienza una ruta por las costas africanas, pasando por el sur de la Península Arábiga y llegando al Golfo Pérsico; no dejó de visitar lugares intensos de cultura e historia como Etiopía, Mogadiscio, Mombasa, Zanzíbar y Kilwa.
Terminó viendo Omán y los Estrechos de Ormuz cuándo decidió de nuevo volver a la Meca.
En la Meca de nuevo pasó otro año de su vida escuchando historias de peregrinos que contaban las maravillas de sus tierras de origen y sin duda alentó a viajar más a este peregrino medieval.
De nuevo comenzaba otra aventura, esta vez hacia la India, embarcó en Damasco hasta Alanya en la costa turca y tomó ruta por tierra hasta Konya y luego a Sinope que era ya costa del Mar Negro.
Cruzó el Mar Negro y llegó a Kaffa que está en Crimea para luego llegar a las tierras imperiales de la Horda del Oro dónde compró un carro y se unió a una caravana que le llevó hasta Astracán en el río Volga llegando más allá de los límites del mundo islámico.
Visitó Santa Sofía y retomó ruta de nuevo desde el Mar Caspio y el Mar de Aral, pasando por Bujara y Samarcanda, pero su objetivo era la India, así que atravesó las montañas de Afganistán para conseguirlo.
Sus buenas relaciones políticas y diplomáticas con los gobernantes que iba conociendo en sus viajes y por razones personales aprovechó sin duda el viaje más emocionante, llegar a China como embajador.
Llegó a Cambay después de haber sufrido el ataque de unos ladrones que casi le dejan sin vida y desde allí se embarcó hasta Calicut, pero esta vez las inclemencias del tiempo arruinaron su viaje.
Marchó a las Maldivas dónde pasó un tiempo siendo Juez y luego marchó a Ceilán y visitó el Pico de Adán.
Avatares del destino y temporales casi arruinan su viaje a China, pero nunca se rindió y por fin llegó a Chittagong, Sumatra, Vietnam y Quanzhor, y por fin a Hangzhou.
Ibn Battuta nos cuenta que también estuvo en Gran Canal y Janbalic, pero muchos piensan que puede no ser verdad.
Era hora de volver a la Meca, todo lo que había conocido era maravilloso, pero el tiempo y los acontecimientos habían cambiado, las guerras, las muertes de sus conocidos y padre y sobre todo la famosa Peste Negra que hacía estragos en aquellos momentos.
Pasó por Cerdeña y se enteró también de que su madre había muerto, su pasado iba desapareciendo, pero su mejor consuelo sería viajar y así lo hizo, esta vez a lo que es hoy España, viajó a Al-Ándalus siendo uno de los defensores de Gibraltar amenazado por Alfonso XI de Castilla, pero este también falleció por la peste y dejó vía libre al viaje de Ibn Battuta por Valencia y Granada.
Le quedaba conocer mejor Marruecos así que llegó a Marrakesh, pero las historias de ciudades ricas y llenas de Oro le llevaron al Desierto del Sáhara, dónde nada le impresionó y acabó en Mali.
Continuó viaje por el Rio Níger y llegó a Timbuktú, pero el Sultán lo reclamaba y regresó por fin a su hogar, dónde ya no viajó más.
Escribió y publicó un libro llamado Rihla que pasó bastante inadvertido por los musulmanes hasta el siglo XIX, después ha sido conocido por el mundo Occidental y hasta algunos han visto en este viajero al mayor de los viajeros de la época medieval.
Aquellos hombres "curiosos" de antaño sí que eran viajeros...nada que ver con los turistas de hoy en día ;)
ResponderEliminarGracias por esta lección de historia.
Te dejo un beso Jose.
Pues te diré que esta vez no me atrapaste desprevenida, pues ya había leído sobre la vida de este personaje, jaja.
ResponderEliminarEsta noche, cuando observe a la Luna, recordaré a Battuta... ¡y a Senovilla también, por supuesto!, jaja.
Abrazos.
Volvoreta, cierto que eran viajeros auténticos, ellos dieron a conocer lo desconocido, muchos besos amiga.
ResponderEliminarClara siempre tan prevenida,ja,ja,ja yo también me acordaré de vosotros esta noche, un abrazo.
A mi si que me has cogido desprevenido, no tenía ni idea de este personaje. Historias encantadoras, para todos los públicos y para todas las épocas.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha encantado esta historia de este gran viajero querido amigo..un abrazo...
ResponderEliminarMe ha parecido una historia emocionantísima.Impresionada,tal vez,por este viajero infatigable como era Ibn Battuta que nos descubre cómo era su forma de ver el mundo y nada menos que viajando,disfrutando y sobre todo,conmoviéndonos con sus aventuras.Muy bueno...Un saludo.
ResponderEliminarGracias Senovilla por compartir esto! Esto me recuerda a los pasajes de la historia que solia hacer... Tendré que hacer más, ahora que he vuelto con zumacaya, ah, y te tengo que decir, que la voy a convertir en un blog, por lo que ya estaremos en contacto y te "robaré" algún post que vea interesante , jejeje.
ResponderEliminarAgradezco tu comentario, pero lamentablemente tuve que borrarlo puesto que era la entrada por defecto en Wordpress! jeje .
Salu2