Tras haber hecho un pequeño monográfico del Cid Campeador en el mes de Octubre del 2011 en este rincón hoy lo vamos a completar con la aventura tan interesante que tuvieron sus huesos.
Un gran caballero como D. Rodrigo de Vivar se merecía un funeral por todo lo alto y con los máximos honores y así fue pero ante la invasión de Valencia su cuerpo tuvo que ser exhumado por su esposa Jimena ya que no podían quedar sus restos a merced de los Almorávides.
Así que desde su muerte en 1.099 hasta su exhumación en 1.102 había permanecido tranquilo en su largo viaje al más allá en tierras Valencianas, pero el viaje de sus restos comenzó con el aterrizaje de sus huesos en el Monasterio de San Pedro de Cardeña en Burgos dónde parece ser que no se movieron hasta transcurridos 700 años.
Es precisamente este Monasterio el elegido por Jimena ya que allí es dónde durante el destierro del de Vivar los monjes cuidaron muy bien de ella y sus hijas y así harían con sus restos por los siglos de los siglos.
En el año 1.809 ante la locura que los franceses hicieron en el Monasterio del que se llevaron huesos como recuerdo de su paseo militar por España y tras dejar mezclados todos los restos de otros buenos hombres y mujeres que allí descansaban se tuvo que hacer una recomposición en la que todos esperamos acertaran y así el traslado que se realizó del Monasterio al Ayuntamiento fuera el acertado, aunque en muchos Museos de Europa se asegura que tienen huesos de nuestro Mío Cid.
Hoy el Cid y su esposa Jimena descansan en la nave mayor de la Catedral de Burgos, visita obligada para los turistas y curiosos de la historia, allí sus cuerpos yacen desde el año 1.921 cuando fueron trasladados por y desde el Ayuntamiento, ya que antes habían pasado en el Consistorio la friolera de 85 años consumidos bajo la paz de los alcaldes que por allí regentaban.
En este traslado a la Catedral no fueron los cuerpos completos ya que tenemos alguna curiosidad porque su antebrazo está aún en el ayuntamiento, en una arqueta al más puro estilo de las reliquias que vemos en las iglesias de aquellos Santos Mártires.
Da igual dónde esté enterrado realmente el Cid, no importa que muchos museos aseguren tener parte de sus restos, lo verdaderamente importante es que se convirtió en Leyenda estando en vida y a pesar del paso tenebroso de la muerte y los siglos de descanso eterno es todo un lujo que su recuerdo se valore tanto en tantos países.
Para todos aquellos que les apasione la historia de este hombre eterno les dejo los enlaces si quieren saber más de él.
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- Corazón de Campeador
Es curioso pero, debido al cine, nunca nos imaginamos al Cid moreno y bajito, como era lo normal entonces, sino alto, rubio y de la "Sociedad del rifle".
ResponderEliminarUn saludo.