Reflexiono muchas veces cuando en algunas situaciones parezco tonto y la verdad es que igual soy muy tonto o quizás no, hoy les cuento la historia de un tonto para que ustedes saquen la moraleja de los que preferimos pasar por tontos.
Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y recibiendo limosnas.
Diariamente, algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño, pero de 1 peso.
Él siempre tomaba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:
- Lo sé Señor, no soy tan tonto..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Por ello amigos que prefiero seguir siendo tonto en tantas y tantas ocasiones que convertirme en el listillo de turno porque el más tonto es aquel que pretende pasar por inteligente cuando es tonto.
"Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente"
ResponderEliminarGroucho Marx
Buen post y el video real como la vida misma.
Un saludo
Así es mi buen amigo poeta, por eso a los peques les guiño el ojo cuando ven alguna situación...luego les explico los beneficios de haber sido tonto.
ResponderEliminarUn abrazo amigo y te debo un poema...ando con el viaje muy liado, entre artículo y artículo leyendo todo lo que voy a ver en Granada.
Pues a disfrutar de esa magnífica ciudad. Un abrazo :)
ResponderEliminarComo se dice coloquialmente, el era tonto, pero no gilipollas.
ResponderEliminarUn saludo.
O como decía mi Abuela amigo Cayetano, tonto tonto pero no le pongas el dedo en la boca que te quedas sin él.
ResponderEliminarUn abrazo amigo