Si no a los toros, no a la pesca y no a nada en el mundo animal

El debate del mundo taurino si ha de existir o hay que prohibirlo llega un momento que me aburre, respeto a los que piensan diferente, pero no me gustan los que prohiben por el hecho de prohibir.

Si al final va a ser que no a los toros en Cataluña, me imagino que lo siguiente será no a la pesca y un no a todo lo que intervenga un animal que sufre.

Soy pescador y me gusta coger lombrices, las pobres están ahí haciendo su labor biológica y ecológica para que un desalmado como es este servidor las atraviese con un anzuelo, me imagino que eso duele, duele mucho.

Aún así, lanzo mi caña y al agua patos en busca de una trucha distraída que caiga en mi anzuelo para comerse esa lombriz que retoza de dolor en una muerte agónica y nada merecida.

Pero ante la previsión de que puede tratarse de un maltrato animal, este año he decidido cambiar de técnica, usaré la mosca a la hora de ir a pescar y como soy muy ecologista y progresistas, no usaré más cebo vivo, pues los animales no se juzgan por su tamaño, se juzgan por su condición; lo dicho este año mosca artificial, porque también siento mucho el dolor sufrido por la pluma de gallo arrancada a cuajo de otro pobre animal que no merecía sufrir tanto dolor para que yo tenga una mosca.

Y pensandolo bien, nunca medité del cómo sufre la trucha cuando la pesco, ella cansada con el anzuelo clavado en su boca y yo arrastrándola a la orilla para hacerla presa de mi afición.

Tanto sufrimiento durante unos minutos, una muerte anunciada, pero antes más dolor, tiene el anzuelo hasta el tuétano y es que el gusano hizo bien su función, necesito causar más dolor a esa trucha tan bella pues sacar el anzuelo debe doler, doler mucho.

Tanto maltrato animal ahí no se acaba, el ser humano es así, esa trucha morirá asfixiada en mi Cesto de Mimbre y es tan dura esa muerte que ya hoy he decidido que dejaré de pescar.

Pero me gustan los debates y me están intentando convencer, oiga esto es un negocio, mueve millones en licencias, los ríos se repueblan con alevines para que se saquen aún más licencias y se vendan más cañas y más carretes, si usted deja la pesca dejarán de criar esos gallos tan hermosos que con sus plumas hacen bellas moscas.

Si usted deja de pescar, nunca en su mesa tendrá un plato exquisito, conseguido con el arte de la paciencia y la cultura heredada de sus antepasados en el arte de lanzar bien la caña.

No sé que hacer, me quieren quitar los toros, al final igual dejo la pesca, la caza y hasta la cría en mis acuarios, pero no me importa, todo sea por el mundo animal o es que hay otros motivos que desconozco y no son la diferencia de tamaño, la afluencia o no de público, o que el dolor es distinto dependiendo del animal sobre el que debatimos.

Así que llegará un día que no pueda correr los toros en Sanfermines, ni cazar, ni pescar, ni nada de nada en el mundo animal, ese día me dedicaré a reventar actos en las Universidades, coartando la libertad de los que tienen derecho a comunicar sus pensamientos y entenderé lo que se siente cuando te levantan el dedo o el placer de tirar un huevo.