Caos en el Cielo paciencia en el Infierno

Nuestro espacio aéreo ha sufrido el mayor caos de la historia, ha estado vacío por un pulso lamentable de los controladores aéreos contra el Gobierno, convirtiendo un derecho "la huelga" en un mini golpe de Estado en toda regla.

Creo que desde el Gobierno se ha actuado en tiempo y forma para afrontar una crisis muy grave para nuestro país, tiempo habrá para pedir también responsabilidades a este Gobierno por su falta de previsión en todo lo que realiza.

Tampoco es tiempo de analizar desde el punto de vista político todo lo acontecido, que no ha sido poco, más bien mucho, con cadenas televisivas que poco les faltó para poner al Partido Popular en una conspiración judeo-masónica.

La oposición está con el Gobierno y todos los ciudadanos también, así que este estado de "Alarma" está avalado por la cordura democrática.

Eso sí, solucionada la crisis, todos tendrán que asumir responsabilidades, desde los que se han lanzado al monte sin tener en cuenta las consecuencias hasta de los que han estado poniendo toda la dinamita en un polvorín que se sabía iba a estallar y no se contaba con unos repuestos prometidos hace más de 6 meses, pero no hablaremos hoy de memoria pues muchos parece ser que no la tienen.

Hoy quiero hablar de la paciencia que hay que tener en el infierno, sí, la que aún muchos están viviendo en los aeropuertos pues llevan desde el viernes sin poder salir a su destino.

Estamos en el primer mundo, aunque parezca esto tercermundista, pero comprobar que ancianos, niños y también minusválidos han tenido que pasar noches de infierno dentro de un aeropuerto me da grima y mucha pena.

No estamos preparados para nada y siempre apelamos a la paciencia ciudadana y su buen comportamiento, pero el Estado debe hacer y aportar algo más, soluciones.

Sí, en momentos como los vividos son necesarias soluciones, y a nadie se le puede solventar la mala papeleta que han tenido que sufrir, pero sí agilizar sus demandas y derechos que tienen, habilitar para ello una oficina única de reclamaciones repleta de personal y sobre todo, impedir que tengan que dormir en el suelo los sufridos ciudadanos.

Somos todos conscientes de que esto nos puede pasar a cualquiera de nosotros, si por ejemplo vamos en carretera y tenemos un percance, nuestra asistencia de viaje nos soluciona con prontitud el problema, nos consiguen otro medio de transporte y si no es posible un lugar dónde dormir.

Pero que ocurre en los aeropuertos, allí nadie quiere saber nada, se envía a los sufridos ciudadanos de una ventanilla a otra con pocas explicaciones y sin un mínimo de información, pero es que además, cuando ya se han realizado las reclamaciones, quedan al amparo de las luces de un amplio pasillo para que se busquen la vida como buenamente puedan.

Ver como el ejército repartía mantas (una buena labor) me hacía recordar esa España de hace más de 30 años, no estamos preparados para afrontar ningún problema con seriedad.

Ante situaciones como las vividas, está claro que se tiene que crear un gabinete de crisis y adoptar las medidas necesarias para restablecer el orden y la libre circulación de todos los que deseaban viajar, pero también paralelamente, las compañías y responsables del aeropuerto tienen que iniciar un plan urgente de atención al ciudadano.

Todo es difícil y a toro pasado parece fácil, pero seguro que puede volver a ocurrir y seguiremos como siempre, apelando al ciudadano, permitiendo que hagan colas de 10 horas en una ventanilla y que estando sin comer o cenar, tenga al final que dormir en el suelo con niños pequeños o ancianos en silla de ruedas.

Protección Civil, Comunidades Autonómicas y sobre todo el Gobierno, tendrían que haber hecho mucho más, las compañías, las agencias y todos los que están en un aeropuerto viviendo a diario del viajero tendrían que haber hecho mucho más, porque a los ciudadanos algún día se les puede acabar la paciencia en ese infierno llamado desesperación y abandono.

No vamos a aprender nunca y cuando nos pasan cosas como estas, ningún estamento está a la altura y ningún político da la talla, pues aunque la solución de la crisis es un éxito, no lo pongo en duda, la ayuda a los afectados ha sido un gran fracaso y o cambian el chip o diremos bien alto que eso de que España es el tercer mundo.

Y sí, varios amigos y algunos familiares se han visto secuestrados en un aeropuerto este fin de semana y me han comentado que el dinero es lo de menos, siempre quedan vías abiertas para las reclamaciones judiciales o administrativas que correspondan, pero el desorden y el caos sufrido por la desinformación que junto al abandono latente que ha tenido,  han convertido esos aeropuertos en un auténtico infierno para los viajeros, sin que nadie hiciera mucho por ellos y eso, sí, eso es lo que más les duele como ciudadanos.

Los que han tenido la suerte de volar hoy, estoy seguro que lo han hecho con el miedo de saber que un controlador sin derechos civiles y presto a cometer un error "psicológico" podría poner en peligro sus vidas, si yo hubiera tenido que coger un avión, sería lo que más me preocuparía en estos momentos.

España da la imagen que tiene en todo momento, así que como ya estamos acostumbrados a hacer el ridículo, hoy era lo que menos me importaba para hablar de este tema, lo que más importa es sacar de un infierno a un ciudadano con urgencia cuando lo necesita, sin poder hacer mucho por su situación, pero sí darle techo y comida para afrontar las inmensas horas de espera y desinformación que han sufrido.