Me encantan los refranes ya que nos dejan un saber cultural que hemos heredado generación tras generación de lo vivido y acontecido por nuestros mayores y que sin lugar a ninguna duda nos sirve a todos nosotros para seguir transmitiéndolos a nuestros menores.
Efectivamente que algunos de estos refranes para muchos no tienen mucho sentido en este siglo XXI cuando los jóvenes creen que lo saben todo y comienzan a prescindir de los consejos y refranes de los más mayores; no amigos, culturalmente puede que estén mejor preparados en esa Universidad de ciencia en la que el poder de la comunicación y el saber les hace estar muy preparados para todo, pero lo que es la Vida son palabras mayores y la experiencia es un grado poco rebatible.
Una posible anécdota en una jornada cualquiera enseña que con frustración y algo de dolor se aprende de una situación, de un error, de un aprendizaje y esto nos da experiencia y nos hará estar siempre prevenidos ante situaciones similares que se nos presentaran una y otra vez en nuestras vidas, quizá volvamos a caer y tengamos que volver a aprender para seguir superando todo aquello que sí podemos evitar.
Al final con la edad uno acaba siendo como el Diablo, que sabe más por lo vivido que por cualquier diploma que muestre su saber, es complicado aprender pero con ello obtenemos experiencias que serán valederas para salir airosos en esta carrera que no termina hasta la muerte y se llama simplemente Vida.
Cuando uno cae, puede llorar, puede arrepentirse, puede lamentarse...pero pasado ese trance puede y debe levantarse, seguir adelante y sacar siempre lo positivo de todo aquello malo que le ha ocurrido.
Si esto último se cumple hablando de menores un servidor se siente orgulloso de que se están forjando a hombres y mujeres que el día de mañana estarán solos ante la Vida, pero con la confianza de que han tendido la suficiente experiencia para ser capaces de superar cualquier trance, por muy duro que este sea.
Va por ti querido amigo ;-)) y estoy orgulloso de que tardases unos largos minutos en levantarte y volver a sonreír.