Pues eso que las cosas bien hechas están mejor que las mal hechas y es que reducir la velocidad con humor sexual es siempre más ameno y divertido que hacerlo a las bravas con unas simples pegatinas.
A buen seguro uno reduce la velocidad gustosamente, pero no porque le guste respetar la Ley, más bien porque disfruta mejor del paisaje.
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