Corría el año de maricastaña, ni más ni menos, ni menos ni más, hace 95 años que llegó a este mundo una persona que no por histórica, pero sí por cercana, tuve la oportunidad de conocer.
Vivió con intensidad duros años de esa España profunda que hoy sabemos que existió porque lo leemos en los libros o vemos exposiciones fotográficas de como eran esos tiempos.
Presenció en directo una Guerra dónde se mataban los amigos, los hermanos, una guerra en la que muchos no sabían ni en que bando estaban, había que ir a la batalla no por ideologías, te habían dado un mosquetón y metido en un camión, no existía más salida.
Sobrevivió a la sangre, bombas y tormentos de la mayor maldad que comete el ser humano cuando su único objetivo es matar para sobrevivir.
Aguantó el hambre como muchos españoles en lo que hoy conocemos como post-guerra y hablamos por desgracia de ella con la ligereza del que tiene la despensa llena y no sabe ni por asomo lo que es el hambre de verdad.
Comprobó que todo el mundo estaba loco y se disputaba una Guerra Mundial, eran tiempos de miedo y temor al día a día, no se tenían sueños, era una época dónde la esperanza casi no se conocía.
Bajo el yugo de una dictadura conoció el renacer de España y comprobó que la democracia hacía enterrar los recuerdos de muchos años de dolor para ver un futuro lleno de esperanza basado en la libertad.
Leía de joven bajo la luz de un farolillo que por la ventana de su habitación entraba y conoció todos los avances que la tecnología nos iba dejando, cada vez eran más y cada vez mejores.
Le cautivó el nacimiento de la televisión, y tantas y tantas cosas, que no les puedo contar en un pequeño artículo.
El domingo día 6 de Marzo nos dejó, su cuerpo ya no aguantó más la vida, una larga vida que nunca será histórica, pero sí llena de anécdotas y enseñanzas que nos transmitió a todos los que le conocimos.
Mi abuelo se fue y ahora descansa en otro mundo, en otra dimensión.
Queda el recuerdo, ahí están sus bisnietos que siempre le recordarán como aquel señor muy mayor que era el abuelo de su papá y contaba muchas historias al calor de un café.
Queda el recuerdo, ahí están sus bisnietos que siempre le recordarán como aquel señor muy mayor que era el abuelo de su papá y contaba muchas historias al calor de un café.
Es parte de la historia, su historia, que duró 95 años y que perdurará en los que sí quieran recordar que hubo otros tiempos, siempre distintos y que ellos nuestros mayores vivieron y que el futuro será también historia, esa que ahora estamos protagonizando.
Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMi abrazo de corazón a toda la familia
ResponderEliminarGracias Joju.
ResponderEliminarLo siento Senovilla.
ResponderEliminarUn beso enorme para los cuatro.
Un beso LC y muchas gracias.
ResponderEliminarEs ley de vida querida amiga Anjanuca, muchas gracias y muchos besos de toda la familia, en especial de los peques.
ResponderEliminarSon la experiencia viva, el recuerdo de tiempos pasados... hay que mirar atrás para comprender la vida pero para vivir hay que mirar al frente.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Un abrazo inmenso para toda la familia y mucho ánimo.
ResponderEliminarCon cariño
Pili
Lo siento mucho amigo. Un abrazo muy fuerte para todos vosotros.
ResponderEliminarJosé Carlos
Un fuerte abrazo Senovilla a ti y a toda la familia, para los que hemos vivido con los abuelos en casa, todo un referente de la vida, y no lo han tenido fácil la generación de principios del siglo pasado. Un gran abrazo y animo, Kiko.
ResponderEliminarTe acompaño en el sentimiento, Senovilla. Un abrazo a todos.
ResponderEliminarLo siento mucho, pero la vida es así. Nos van dejando todos estos seres llenos de vivencias e historias llenas de dramatismo unas veces, y otras, el descubrimiento de nuevos avances en todos los campos. Si nos damos cuenta los nacidos en el primer cuarto de siglo pasado, vivieron cosas espectaculares en todos los sentidos. En la mayoría de los casos esas personas tenían unas experiencias que los hacia ser enciclopedias andantes.
ResponderEliminarMe uno al dolor familiar y os mando un abrazo
Javier, nuestros mayores fueron testigos de la historia, nosotros somos los actores de la nuestra y nuestros hijos los que vivirán la suya.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Yomisma77 muchas gracias.
ResponderEliminarCostampla, amigo Jose Carlos, gracias.
ResponderEliminarKiko, bien cierto lo que dices, es su historia y a veces no queremos entenderla porque pensamos que el futuro nunca será peor que el pasado y ahí erramos.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias.
Kasiopea, muchas gracias.
ResponderEliminarJosefina, querida amiga, muchas gracias y besos.
ResponderEliminarUn abrazo enorme :( Siento tan enorme pérdida.
ResponderEliminarlaMar, gracias, te dejo un beso.
ResponderEliminarLo siento en el alma amigo Senovilla. Se fue un ser querido, pero que tuvo una larga y, por lo que nos cuentas, intensa vida. Ahora descansa en un lugar mejor seguro.
ResponderEliminarUn sentido abrazo amigo.
Hola Primos.
ResponderEliminarComo siempre tus palabras llenas de ternura y de emoción al tratar al "abuelo". Enhorabuena y Gracias.
Un Beso a todos
Lo siento cielo!
ResponderEliminarun abrazo muy fuerte
Gracias por compartir algo tan grande como parte de su historia y de la de muchos de nuestros mayores.
Una gran pérdida, amigo, pero sobrevivirá en el recuerdo mientras lo mantengan tus hijos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Los seres queridos dejan este mundo,pero viven en el corazon.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Un fuerte abrazo Senovilla.
ResponderEliminarAmigo Carlos II, gracias.
ResponderEliminarHola Senovilla. Lamento mucho la pérdida de tu abuelo y te agradezco que nos hagas partícipes de la profunda admiración y respeto que le profesabas. Muchos pueden considerar que 95 años es una vida muy larga y que a buen seguro quienes le rodeaban ya podían hacerse a la idea de que su final no podría estar muy lejos. Pero nunca, jamás, estamos preparados para despedir a uno de los nuestros porque son los pilares de nuestra vida y no concebimos la vida sin ellos. Así me sentí cuando murió el mío, a quien siempre tengo presente como un señor elegante, trabajador, tolerante y amable que sufrió la penurias de la posguerra y los sinsabores de la emigración a Venezuela.
ResponderEliminarSi la vida en el otro mundo es posible, seguro nuestros abuelos se encontrarán para echar unas partidas de cartas al atardecer y contarse mil historias.
Un sentido abrazo tinerfeño
CC
Jefemar, un abrazo muy fuerte y besos de toda la familia.
ResponderEliminarAniña, gracias y ya sabes que aquí al final los amigos son muy reales como puedo comprobar a diario, es por lo que resulta fácil compartir nuestras vidas digitalmente hablando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Logio, eso ya lo sabes, gracias amigo, un abrazo.
ResponderEliminarJose Manuel, un abrazo, la vida tiene su Ley y debemos comprenderla. Gracias amigo.
ResponderEliminarArena, gracias amiga, te dejo un beso.
ResponderEliminarCC, es lo que les he contado a los peques, ahora estará allí dónde esté con su hijo, con nuestros seres perdidos.
ResponderEliminarGracias por el calor que siempre transmites. Un abrazo.
Que en paz descanse
ResponderEliminarQue bendición de la vida conocer a un bisabuelo!
Los recuerdos quedan y esas vidas ricas en experiencias dejan su huella en la familia.
Tus hijos lo recordarán por siempre
Besos a los cuatro
Lo siento...
ResponderEliminarDemasiados recuerdos aun tiernos en mi mente
Cuanto siento tan lamentable perdida, estoy segura que tuvo una vida plena al lado de tu hermosa familia. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGladyzs, muchas gracias. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Oscar, un abrazo.
ResponderEliminarCantares muchas gracias y van cuatro besazos para ti con abrazos incluidos.
ResponderEliminarQuiza en ese mundo en el que ahora se encuentra conozca a mi abuelo y se intercambien batallitas, de haber vivido ahora tendría 111 años, un poco mayor que el tuyo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo siento compañero.Que en paz descanse tu abuelo,y un fuerte abrazo para ti.
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