Hasta mediados del siglo XVII todos los cuchillos que se usaban a la hora de comer tenían punta, pero un día ocurrió un hecho histórico que redondeó las puntas de los cuchillos para pasar a ser una costumbre más en nuestras mesas.
Cuentan que en una comida el famoso Cardenal Richelieu observó durante un banquete que uno de sus invitados el Canciller Pierre Séguir, no paraba de limpiarse la dentadura con la punta de su cuchillo, esto le dio al Cardenal un asco tremendo.
Destacamos que aún los palillos de dientes no se habían inventado como tales, así que meditó una solución Richelieu y se le ocurrió cambiar las costumbres, desde aquél día en todos sus banquetes, los cuchillos tendrían la punta redonda.
Redondeando Puntas a los cuchillos que usarían los comensales, evitó una grave falta de educación por parte de los mismos y que se pusiera de moda para siempre los cuchillos de punta redonda.
También dio pie para que los mercaderes que llegaban de China comenzasen a vender más cepillos de dientes y se comenzasen a popularizar entre la alta sociedad que aún seguía con la tradición romana de limpiarse los dientes con una tela.
Así que amigos cuando en su mesa vean un cuchillo con punta redonda, recuerden esta historia y sonrían por saber una cosa más, que les encantará a sus peques cuando se la cuenten.
Curioso! Richelieu en la mesa... estas pildoritas de historia son un lujo.
ResponderEliminarY es que todo tiene un sentido, pero este no lo sabia.
ResponderEliminarUn abrazo Senovilla
Normalmente los de punta redondeada no cortan un carajo.
ResponderEliminarme gusta aprender estas pequeñas cosas que dotan de sentido a muchas de las cosas que nos rodean porque nada es porque sí. Gracias
ResponderEliminarVaya, agradable historia. Te quedó como esas pequeñas respuestas de la Muy Interesante a sus lectores. Un abrazo Senovilla, de un fugado amigo con escaso tiempo para la blogosfera.
ResponderEliminarPost-data: ¿De qué escribiremos el próximo 8 de octubre?
;)