Solidaridad

La Solidaridad es un término filosófico, una forma de entender la convivencia humana dentro de una sociedad.

Ciertamente esta palabrita es bien antigua de origen latino y adoptada como dogma por la teología cristiana, base en el derecho romano que hemos heredado por el que todos somos iguales ante la Ley y aplicado con rigurosidad en comportamientos políticos de muchos pueblos, siendo esto a veces  el comunismo en su máxima expresión.

Sí, Solidaridad es ser todos iguales, tener todos los mismos derechos y deberes, y sobre todo que nadie carezca de aquello que los demás tienen, contradiciendo aquello de igualdad de oportunidades que demuestra también que ante mismas oportunidades los hombres nunca son iguales.

Como tantas otras muchas palabras, la Solidaridad define un concepto utópico, que desea el bien de la humanidad bajo la premisa de que todos somos iguales, así que esto más o menos es la Solidaridad, algo deseado pero que nunca se podrá conseguir es por lo que nuestra Sociedad Globalizada no avanza y evoluciona.

Hoy hemos organizado una iniciativa para que el día 8 de Octubre quede en el recuerdo de muchos lo que cada uno de nosotros entiende por solidaridad y será interesante descubrir como esta palabra y todo su concepto será interpretada por cada uno de ustedes desde diferentes puntos de vista.

Desde el gran filósofo Karl Marx la Solidaridad ha pasado a ser usada aún con más fuerza en alegaciones político-económicas convirtiéndose en  una exigencia para el ciudadano de obligado cumplimiento, la Solidaridad ha tenido momentos históricos dónde parecía que esta utopía podría cumplirse, pero el tiempo ha demostrado que ni los esfuerzos colectivos de la política más izquierdista llevada por esos países pueden imponer la Solidaridad a sus ciudadanos.

Los católicos también han seguido y siguen usando el concepto de solidaridad para encontrar una armonía perfecta de nuestro alma con dios, todos los hombres somos iguales y debemos ayudarnos, pero cada vez menos gente es creyente y esa solidaridad sólo puede la Iglesia aplicarla con las ayudas estatales y donativos que recibe, los creyentes cada vez son menos y la solidaridad es relevada, dónde ahora se llama caridad hacia los más débiles.

Ahora por hablar de lo que más conozco, en España, este concepto llamado Solidaridad viene acompañado de palabras que lo tiñen, lo adornan, elevan y ensalzan, llevándolo a extremos de conciencia social, de obligación democrática y consiguiendo que el ciudadano no entienda la exigencia de esta demanda, que sólo persigue denigrar, descalificar, rechazar y maldecir una filosofía de vida, que se impone pero no se aplica por los que la dictan, está de moda eso de la economía sostenible, defendida por políticos que no se aplican el cuento.

La solidaridad debe estar regida por el buen hacer de los gobiernos y no obligar al ciudadano a ejercerla, son los gobiernos los que deben poner los medios para que no existan diferencias entre los hombres, pero esto es una utopía más, no se puede crear una sociedad perfecta si esta tiene que estar gobernada y estos gobiernos además mantienen intereses mundiales por culpa de la Globalización aplicando la solidaridad al antojo de las circunstancias.

Con la edad uno va escarmentando con el concepto de solidaridad, ver que tus limosnas en la iglesia la usan en tener calefacción, el bienestar es lo importante para algunos y no usar ese dinero para los que realmente no tienen nada para calentarse, así que se acabó esa solidaridad del cepillo, sabedor de que no todos son iguales, pero creyendo que puede ser necesario ese donativo lo seguimos dejando en el cepillo.

Se acabó también dar al necesitado, ese que pide en la calle y que te lo encuentras en el supermercado comprando un litro de vino con el euro que le acabas de dar, o tiene explotando a sus hijos para sacar al final de mes un sueldo superior al tuyo, sabedor de que no todos son iguales, así que también volvemos a dejar unas monedas por si de verdad las necesita.

La solidaridad reside, a mi forma de entender, en las personas, de forma individual y que debe ser aplicada por los que gobiernan nuestra sociedad, los impuestos también son para eso, pero ser solidario sigue ligado a la individualidad de todos, por lo que crear criterios de OBLIGACIÓN hacen que se desvirtúe este concepto de ayudar de forma espontánea y humana al que lo necesita.

Últimamente en filosofía muchos conceptos intrínsecos de la humanidad, como es la solidaridad, se pierden, desvirtúan y convierten a las personas en insensibles. porque ya no se entiende dónde está el límite de la solidaridad, una solidaridad que individualmente no tenía límite hasta que es impuesta por leyes o gobiernos.

Me gusta ser solidario, me gusta ayudar y unirme a causas que necesitan apoyo, pero ahora la solidaridad se llama dinero en nuestra sociedad y eso no me gusta.

El dinero saca de apuros, pero no resuelve los grandes problemas que se presentan en un mundo que camina sin rumbo desde hace mucho tiempo, que ven mal a aquellos que triunfan en la vida con igualdad de oportunidades.

El hombre no está preparado para ser “Santa Teresa de Calcuta” aunque viva con emoción la vida de este personaje y mucho menos para OBLIGARLE A SER SOLIDARIDO, la solidaridad nace en el corazón y unos lo tienen más grande y otros más pequeño.

Dejemos que los Gobiernos se preocupen del bienestar de todos, pero pienso que no se nos puede EXIGIR solidaridad, pues si todos los hombres no son iguales es por culpa de sus malas gestiones.

La Economía Sostenible es muy bonita en la teoría, pero sin sentar las bases firmes y sólidas que obligan al Estado de un país a procurar que sus ciudadanos no vivan con miserias o soporten humillaciones intolerables por que carecen de algún derecho.

Mi corazón es Solidario y le gusta serlo, sin que nadie le presione, sin que nadie le obligue, unas veces más, otras menos, unas veces con dinero, otras con el sudor de mi frente, pero JAMAS creeré en una Solidaridad que lleve como apellido IMPUESTO.

Creo en los impuesto y si con ellos se consiguen un mundo mejor para todos los pago a gusto, pero cuando este dinero se me EXIGE para ser solidario, sabedor de que el mismo es gastado en otras lindes, me siento engañado como cuando el pobre que me pidió limosna se compró un litro de vino.

Creo en las personas, en el corazón sensible que poseen para la solidaridad, pero si algún día necesitase de alguien, no desearía que esa ayuda llegara de una persona obligada a dármela.

Solidaridad, extraña palabra que nuestros políticos usan como arma para conseguir votos, para engañar al electorado, para malvenderse por solidaridad con unos sí y con otros no, dependiendo de las ideas, dependiendo de las conveniencias Geoeconómicas.

Las personas y sus corazones tienen la llave para entender la Solidaridad, más de 100 bloggers hablarán hoy de Solidaridad, en libertad, sin obligaciones, intentando comprender tan inmenso significado de algo que sólo existe en el Corazón del Hombre.