Nuestro amigo Ramón de Sujetotimido nos llena de contenido hoy nuestro rincón con una invasión muy especial que seguro a todos ustedes gusta.
Aterrizo aquí con la misma disciplina que hasta hoy uno ha recibido, fuera de desmerecer la labor hasta la fecha conseguida, tanto por el maestro como por las últimas colaboraciones.
Presentaciones aparte, intentaré abordar el asunto que a muchos nos ha reunido en este espacio, sin complejo alguno.
Despertaba ya acelerado, el despertador maltrataba mis tímpanos mientras que mi perro Zeus mordisqueaba mi pijama advirtiéndome de sus necesidades.
Ni siquiera eran las siete; el portero ya estaba ubicado, listo para clasificar el correo y contabilizar, por qué no las cartas que uno recibe diariamente de su banco, la hora de llegar de unos, la de irse de otros, si los niños del primero ya están hechos unos maleducados o si la primera dama (así llaman a la primera propietaria) tiene médico, habiendo llegado su hija Matilde para ponerla a punto.
Chismes de portería, qué se le va a hacer; trabajo no apto para muditos, quién se encargaría de las preguntas odiosas, la sociedad los reclama: “¿Se va de viaje?” Sí, haga el favor y ayúdeme con las maletas.
Andamos hasta la plaza más cercana, una vez allí aprovecho para comprar el periódico junto con la revista Car; si existe algo en este mundo que me puede gustar más que una mujer bonita son los coches: popurrí de líneas, cilindros y pistones que ceden a la unicidad tomada por costumbre.
Habrá algún coche que aglutine mayores dotes de perfección, lo habrá; en ese supuesto seguiré informando.
Es una plaza chiquitina, y allí expuestas algunas de las opciones políticas mi perro orinó en las patas de la mayoría. Olisquea como si no hubiera mañana, ladra a las palomas y se envalentona cuando asoma algún gato, gajes del oficio.
De vuelta recojo el pan, Zeus a las puertas, el panadero bromea “míralo cómo espera a su dueño, ¿se ha hecho fumador?” y el reloj ya casi marca las siete.
A toda prisa nos volvemos, escaleras, ducha, desayuno, correr y correr; la moto en reserva y si quiero llegar a mi puesto me obligo a contraer el espacio-tiempo.
Dedicamos gran parte de nuestras vidas al intercambio, y de esa rentabilidad dependerá en gran medida nuestra cotidianidad: cambiamos conocimiento por licenciaturas, esfuerzo por autoafirmación, euros por pechugas, deporte por salud, idiomas por proyección, sentimientos por abrazos, diversión por amigos, enfermedades por medicamentos, futuro por presente.
Más allá de un estricto materialismo sentimos la necesidad de intercambiar, si es equiparable aquello que das por lo que acostumbras a recibir.
Un mundo segundo a segundo más mundializado que obliga a definir rotundamente de qué dispones para cambiar. Adquirirá un formato peculiar, quedará encuadrado en un entorno, conllevará una decisión, se equiparará con intercambios semejantes, pero al final, se producirá el canje.
Obedecemos diariamente estas normas y nada se escapa, ni el sentimiento más profundo. ¿Acaso se evade de estas pautas el amor?
Bien, el amor es una sensación física que se produce al ver a otra persona: el corazón se te acelera y el estómago de da un vuelco. Náuseas.
Llegados hasta aquí, de forma consciente o inconsciente, todos tenemos nuestro propio almacén donde archivamos el máximo: simpatía, esfuerzo, salud, dinero, linaje, tesón, experiencia, comprensión, respeto, coherencia, conocimiento, amabilidad, tolerancia, etc.
Todos ellos pensados ya en las vueltas, consiguiendo al menos un equilibrio real si no pudiera alcanzarse un beneficio.
Verdad es que ya somos mayorcitos para andar mintiéndonos; si lanzas un boomerang y no vuelve es porque has lanzado un palo.
Gracias amigo Ramón, una entrada de esas que suelen decirse Magistrales y todo un honor tenerte en mi humilde rincón.
Pues he de decir que estoy con lo expuesto por Ramón y de paso aplaudir la incursión que te ha dejado aquí en tu 'casa arcano mayor' Lo malo de que te manden palos por boomeranes es que posiblemente la tierra donde se ha abonado con nuestra presencia no es la correcta o está demasiado removida. Es entonces cuando esos palos son injustificados. Repito, me encanta la entrada de Ramón :)
ResponderEliminarUnos cuantos fuertes abrazos para Ramón y para ti Senovilla :)
Excelente entrada sin duda. Felicidades a ambos y besos a repartir ;)
ResponderEliminarTe felicito una vez más a ti por la iniciativa, jamás uno había sentido tan de cerca la necesidad de escribir en un blog en el que, por la cordialidad con la que se edita, uno fuera a ser tan bien recibido.
ResponderEliminarMil gracias por leerme. Os abrazo.
Me gustado este ejercicio de lo cotidiano que en cada vida tiene diferente rutina. Soy de las que estoy convencida que lo que das te la vida te lo devuelve y boomerang llega cuando menos te lo esperas.
ResponderEliminarEnhorabuena a los dos.
Feliz semana
Me gusta mucho el post, también la observación de Chema y luego están esos boomerangs que no vuelven nunca o no son los mismos que uno había lanzado o uno no es el mismo ya cuando ellos vuelven, que a veces no se sabe...
ResponderEliminarUn abrazo
Genial, sabia que Monet podía ser capaz de escribir algo serio, y esta es la confirmación.
ResponderEliminarBuenas noches..
ResponderEliminarFelicidades, una extraordinaria entrada y buenos comentarios...
Besotes a ambos dos .. muakkss
Monet: Excelente post!!
ResponderEliminarEste mundo, esta vida, está llena de "booomernangs" que van y vuelven...
Lo realmente importante, como decís vos: es no estar lanzando palos...
Repito: Exelente entrada para reflexionar y mucho!!
Mis felicitaciones por tu escrito!
Y mis más cordiales saludos a vos y a Senovilla!
Lau.
Gracias por los últimos comentarios: Óscar, siempre atento, y Laura de Bife y Balovega, gracias por compartir impresiones.
ResponderEliminarAl final... puestos a dudar sobre el cjto. me atrevería a decir que a veces se lanzan palos, y vuelven, sí amigos, se lanzan palos y vuelven, ¿para qué creéis si no que os he hablado de mi perro Zeus...?
Abrazos, a todos.
Estupenda entrada.
ResponderEliminarUn saludo a los dos
hola Senovilla,
ResponderEliminarlas palabras de Monet me gustan mucho, y te digo lo mismo, porque mejor no se puede decir de tu blog.
Un fuerte abrazo^^
Poco más se puede añadir a tan magistral entrada, simplemente agradecer a todos los comentarios y a Monet el venir a contestar a los amigos.
ResponderEliminarUn abrazo muy agradecido para repartir.