Sábana Santa Enigma Misterioso

El hombre se comenzó a llamar científico desde el momento en que se preguntó así mismo del porqué de las cosas que ocurren en su entorno.

Aún en nuestros días, de este siglo XXI la gran pregunta revoluciona los grandes debates dónde filosofía y ciencia aúnan fuerzas y saber para dar respuesta a la incógnita más difícil de la humanidad.

¿A dónde vamos y de donde venimos? 

La arqueología nos ayuda a conocer nuestro pasado, saber como pasaron aquellas sociedades antiguas por el mundo y que legado dejaron.

Técnicas y tecnología hacen que siempre descubramos algo nuevo en un objeto arqueológico del pasado.

Hoy vamos a hablar de la Sábana Santa enigma misterioso donde los haya.

Un objeto arqueológico que es un lienzo de hilo que está hecho a mano con hilos de diferentes grosores de unos 4 metros y 32 centímetros de largo por 1 metro y 10 centímetros de ancho.

Lo curioso de este lienzo es que está lleno de manchas que en su conjunto pueden dar la impresión de que marcan claramente un cuerpo humano.

Las manchas son de tres tipos:

• Unas triangulares simétricas que están por toda la sábana. Se deben según los expertos a los parches de tela cosidos para tapar aquellos agujeros que en 1.542 dañó el lienzo por un incendio en la Iglesia de Chambery dónde esta sábana al estar según nos cuentan plegada en 48 dobleces, al quemarse una esquina de la misma produjo que toda la sábana resultase dañada.

• Luego tenemos lo que son manchas de sangre que curiosamente corresponden al grupo AB y que están divididas por los investigadores en tres grupos: Las más pequeñas que son unas mil y que parecen indicar que allí hubo un cuerpo. Las medianas que parecen también indicar dónde estaban las manos, los brazos y los pies. Y la más grande que parece indicar que si allí hubo un cuerpo, esta mancha correspondería al costado derecho.

• Y el tercer tipo de manchas son las más complicadas pues pertenecen a quemaduras superficiales en el lino y que sólo afectan de una forma uniforme y estable químicamente al lienzo sin que este pueda decolorarse ni disolverse.

El estudio de este objeto arqueológico ha traído desde hace muchos años de cabeza a los científicos, pero estos nos han dejado algunas de sus conclusiones.

Este lienzo está compuesto por unos hilos de lino que fueron fabricados a mano y que son de distinto espesor, aunque la mayoría tienen un diámetro de 0,25 milímetros.

Cada hilo usado está formado por unas 100 a 200 fibrillas, y entre ellas se han encontrado restos de polen que demuestran que ha estado expuesta en Francia, Italia, Turquía y en Palestina donde precisamente el tipo de polen encontrado parece ser de hace unos 2.000 años.

Si damos por sentado que esta sábana cubrió a un hombre, este tendría unos 35 años y una estura de 1,85 m con un peso de unos 79 Kg aproximadamente.

Seguramente este hombre fue envuelto en la sábana a las dos horas de haber muerto y tenía complexión atlética con pelo largo y barba.

Todo parece indicar que el cuerpo envuelto en esta sábana sufrió diferentes torturas por la forma de sangrar sus heridas y que la posible causa de su muerte fuese la asfixia producida por ser clavado por manos y pies de una cruz.

Las heridas del cuerpo que envolvió esta sábana nos muestra que tenía más de un millar por todo su cuerpo.

Estas heridas posiblemente fueron provocadas por un cuerpo redondeado de unos doce milímetros.

Todo parece indicar que se produjeron con un Flagellum Taxillatum de los usados por los romanos hace más de 2.000 años.

Los estudios indican que estas heridas se las infringieron estando apoyado sobre un pilar de aproximadamente un metro de alto.

En el lugar donde reposó la cabeza se puede observar que en su cuero cabelludo sufrió unas 50 incisiones de objetos punzantes parecidos a los que producen las espinas de zarza.

También se deduce que tenía diversas heridas en la cara, la nariz rota y parte de su barba arrancada.

Después de recibir todo este castigo se cree que se le colocó algún tipo de ropa que le cubriera las heridas y que se cargó sobre su espalda un pesado objeto de unos 50 Kg y de 1,70 metros y 15 centímetros de diámetros.

Esto lo deducen porque aplastó literalmente gran número de sus heridas en la espalda entre su hombro derecho y el costado izquierdo, que a su vez este objeto le produjo desgarros y moratones en citada zona.

También se aprecian heridas en las rodillas con restos de arcilla que atribuyen a caídas contra el suelo, estos restos de arcilla también han sido encontrados en la cara por lo que se piensa que debió también golpear el suelo varias veces.

Antes de morir este hombre por lo visto le quitaron de nuevo la ropa y le taladraron en las dos manos un clavo en cada una que sirvió de sujeción a una madera.

Estos clavos eran utilizados también por los romanos hace unos 2.000 años y se llamaban clavi travales, sabiéndose que también le fueron clavados los pies, colocándole el izquierdo sobre el derecho.

Se llega a la conclusión de que murió asfixiado y que se le produjo una herida post mortem en el costado derecho allá entre la 5 y 6 costilla con un objeto punzante de hierro que también corresponde a las lanzas que usaban los romanos hace más de 2.000 años.

Decíamos que se le colocó unas horas después sobre la sábana para cubrirle y que en sus ojos se posaron dos leptones que eran unas monedas en curso de Poncio Pilatos del año 31.

Nos encontramos con un enigma arqueológico que aún conserva muchos misterios por descubrir, por un lado nos encontramos con las creencias religiosas donde los cristianos piensan y creen que allí fue envuelto el cuerpo de Jesús.
Por otro lado los científicos tuvieron graves fallos en la datación y pruebas realizadas al ser manipuladas las muestras y no poder seguir con las investigaciones pues la Iglesia se niega a seguir colaborando.
Sea como fuere durante este siglo XXI seguiremos atentos a los nuevos descubrimientos que se hagan de este objeto tan venerado y criticado por un sector científico más estricto en sus conclusiones.
Que Jesús existió es aún una duda razonable para muchas personas, si no lo hizo es inexplicable que sea el hombre más conocido y estudiado de la humanidad y si lo hizo es impresionante el castigo que recibió, quizás el más cruel de los habidos en aquella época.
Estamos en Semana Santa, días de vacaciones para muchos, días de reflexión y culto para otros.
Hoy quizás murió hace muchos años un gran hombre, que quizás no fuese un dios, que quizás solo fuera el ejemplo del destino de esta humanidad que aún sigue buscando a sus respuestas científicas a la gran pregunta ¿A dónde vamos y de dónde venimos?, olvidando que les queda el enigma crucial y filosófico de ¿Que hacemos aquí?.

Es tiempo de reflexión y meditación, de estudio y ciencia, de filosofía y creencias, es tiempo de religión para muchos, tiempo de ocio para otros, pero la Sábana Santa seguirá por mucho tiempo siendo ese enigma misterioso.