Saben que me encanta la historia aunque mi memoria me haga tirar de libros para afianzar los datos que se me van de la azotea, por ello y en previsión de que esto vaya a más, Dios no lo quiera, les cuento la crónica anunciada de unas finales de Ajedrez muy emocionantes, así siempre las tendremos muy a mano cuando pase el tiempo pues estos recuerdos son memorables siempre.
Esta vez voy a tener que hacer planes para el mes de julio con vuelo y hotel en una ciudad de encanto, pero primero vamos a la crónica de la jornada de ajedrez y después no se pierdan la gran sorpresa que nos hará viajar a una estupenda e histórica ciudad como lo es Granada.
La jornada del domingo se prometía para Jorge muy dura, el nivel que existe actualmente en Navarra con el Ajedrez es de sobresaliente y por tanto la final fue de infarto para todos, tanto para los favoritos como para los que optaban a hacer una buena posición, pero entre ocho niños especiales y todos muy buenos ocurrió lo que tenía que ocurrir, los favoritos sufrieron mucho para conseguir las medallas, los no favoritos les palpitaba a mil el corazón cada vez que sorprendían y así durante las siete rondas que todos los padres comentábamos entre café y café.
Jorge lo pasó mal, lo sé, para eso soy su padre y le conozco a la perfección, pero es que además tuvo algún pequeño percance que le hizo pasar una mala situación ya que llegó a vomitar, entre nervios, responsabilidad y dolor de cabeza, los nervios no me importaban ya que eso les hace aprender a controlarse, la responsabilidad me encantaba ya que eso le valdrá para su futuro en la vida, pero el dolor de cabeza se que es heredado de este que les escribe y eso me dolía en el alma.
Su juego por la mañana en las primeras cuatro partidas fue bueno, hizo lo que pudo y aguantó muy bien el tipo haciendo dos tablas de libro y que me demostraban todo su esfuerzo en el control de finales que tanto había entrenado.
A la tarde sabedor que tenía las tres partidas más difíciles se lanzó a la aventura cambiando su forma de juego, con blancas hizo aperturas cerradas y con negras una defensa que acaba de aprender hacía unos días.
Cuando un jugador sabe que no tiene posibilidades de ganar debe cambiar su plan e intentar arriesgar para sorprender a su rival y casi lo consigue, pero no lo consiguió, otra vez será, él está convencido de que algún día llegará su hora.
Un octavo puesto en la clasificación es poco para los que han jugado la final, Jorge lo está comprendiendo muy bien, sinceramente es mucho para los que no han llegado ahí y así que está contento y feliz por haber podido jugar entre los mejores y eso como padre me hace sentirme aún más orgulloso de como se adapta tanto a situaciones buenas como a las adversas.
Y ahora le toca el turno a mi princesa, a Lucía, menuda final que nos hizo la amiga fue casi perfecta ya que ni un sólo instante perdió la concentración y era sabedora de su poderío pero consciente de que cualquier error la tiraría por tierra sus ilusiones.
Llegó la partida más temida y perdió, al igual que Jorge durante toda la semana estuvo pensando un plan, era sabedora que con su apertura francesa siempre caía en las garras de su rival y tenía que hacer algo y me pidió consejo varias veces y por suerte o desgracia se lo di; inténtalo hija sorprende y arriesga esto es como en el fútbol da lo mismo perder por un gol que por 10.
Ya os digo arriesgo y le salió mal y lo cierto es que se vino abajo durante un buen rato en el que estoy seguro que nos odiaba a todos, a su rival, a su profesor y hasta a su padre, pero las lagrimas secaron rápido, el abrazo ya no era forzado y las risas comenzaron a fluir; Lucía está muy madura y sabe que hizo lo mejor para intentar ganar esa partida.
En unos minutos volvía a estar feliz y concentrada, jugando en los columpios con su eterna rival pero excelente amiga y además lista y dispuesta para no perder el ritmo de la competición, aún le quedaban unas cuantas partidas por disputar y el Ajedrez a veces puede dar sorpresas indeseables.
Estuvo a la altura y no hubo sorpresas, jugó bien, muy bien y todas esas tardes de clases y ordenador practicando tuvieron su fruto en un segundo puesto muy bien obtenido como premio al esfuerzo.
Así que toda la familia estaba feliz y orgullosa, sí amigos ya lo sé amor de padre y qué, para eso están los hijos, para disfrutarlos y apoyarlos en todo, tanto en lo bueno como en lo malo, es la mejor enseñanza que les podemos dar en su vida que nosotros los progenitores estaremos ahí cuando las cosas vayan mal y disfrutaremos sus éxitos como si fueran nuestros.
Ver feliz a mi princesa y saber que ha entendido que todo premio se consigue a base de esfuerzo y sacrificio hizo que en mi corazón saltara alguna lágrima contenida como es habitual cuando se trata de mis pequeños y ya puestos a contar, me quedé sin batería en la cámara de tantas fotos que hice, pero me dio tiempo a poner la de repuesto...hombre prevenido vale por dos...
Pedazo alegría que nos llevamos a casa ayer, pero además tenía un premio sorpresa incluido, y es que Lucía va al Campeonato de España si nos podemos organizar para ello que espero que sí, por tanto la alegría doble y la felicidad de Lucía desbordante y contagiosa.
La vida sigue y ahora es tiempo de analizar muchas cosas, lo aprendido por ellos, ver como Jorge está apoyando a su hermana en todo momento y comprobar que aquellos celos añejos ya no aparecen, preparar esta semana el siguiente torneo que es de transición ante la final de ajedrez por equipo y comenzar a pensar en Granada que será dónde Lucía tendrá una experiencia que no olvidará nunca jamás.
Y como les digo a ellos a seguir esforzándose en todo, la recompensa bien lo merece siempre, gracias amigos por estar siempre ahí y les mando besos de Jorge y Lucía que siempre andan cotilleando en mi blog mientras el suyo lo tienen abandonado, pero han prometido leer todos los comentarios que ustedes dejen.