Aroma Revolucionario

Era el 29 de abril de 1.945 aún no había terminado la Segunda Guerra Mundial y las tropas americanas entraban aquella mañana en Dachau, a lo lejos divisaban cuatro docenas de vagones destechados y un aroma en el aire les comenzó a asustar por su pestilencia.

Cuanto más cerca estaban de aquellos vagones más fuerte e intenso era aquel olor a muerte, las moscas eran excesivas y aquella imagen inquietó tanto a aquellos soldados que cuando llegaron a la altura de los vagones sus almas se quedaron paralizadas.

Desolación ante los cientos de cadáveres que se amontonaban en cada vagón, eran seres humanos escuálidos, esqueléticos y en estado de descomposición con muestras de haber sufrido un asesinato vil.

Se llegó al campamento de Dachau, el silencio y el dolor de aquellos soldados era helador, sus ojos llenos de lágrimas enrojecidas viajaban de muerto en muerto por el camino, miles de cuerpos eran hallados, algunos con una muerte reciente, otros ya muy descompuestos, todos escuálidos y con muestras de sufrimiento en sus gestos inmortalizados por siempre en la memoria de aquellos soldados que tantas batallas habían vivido, que tanta muerte habían sentido, pero ningún recuerdo superaba lo que en esos momentos veían.

Las cámaras de gas, los pilones de muertos desnudos, todo esto fue el detonante de que en Dachau se mascase una nueva masacre.

Los alemanes que aún defendían Dachau se rindieron y todos fueron hechos prisioneros, pero algo terrible iba a ocurrir, cierto número de prisioneros, en especial los que pertenecían a las SS fueron apartados del resto, llevados a un rincón alejado y asesinados con fusilamientos y saña por parte de los soldados americanos.

En esos momentos la guerra poco tenía en común con el asesinato y aquellos soldados pasaron a disposición de un Tribunal Militar en el que el mismo General S. Patton archivo aquella actuaciones, aunque ciertamente la investigación final duro muchos años y se conoció relativamente tarde ya que los secretos de Estado se mantienen ocultos a la población durante muchos años.

Muchos explican que aquellas visiones de muerte y dolor fueron el detonante de aquellos asesinatos en Dachau, una masacre llevó a otra masacre, justificando la segunda con la primera, cosas de la guerra como diría algún militar.

Hoy en el año 2.013 vemos que miles de jubilados lloran desesperados por haber sufrido el robo del siglo, con las preferentes les han robado la vida, los ahorros, las pocas ilusiones en lo poco que aún les resta de vida, su amargura e impotencia hacen que su visión cale honda en el corazón de muchos españoles,

Hoy en el año 2.013 miles y miles de ciudadanos pierden sus puestos de trabajo dejándolos tirados ante un mundo lleno de iguales que superarán los 5 millones este año, el paro es una de las peores cosas que a un ciudadano le puede ocurrir en la vida, no se juega el presente amigos, le están amargando el futuro y esto también causa mucho dolor en el corazón de muchos españoles.

Hoy en el año 2.013 los desahucios siguen siendo una injusticia social e impropia de nuestra democracia, miles de familias se ven en la calle sin nada, miento, además de abandonadas con una deuda bancaria de por vida; esto también llena de dolor desgarrador a muchos españoles.

Hoy en el año 2.013 las leyes y los medios judiciales dejan libres a 17 butroneros, libres pero con cargos, pero libres para seguir cometiendo delitos mientras les llega un juicio tardío en el que las víctimas de sus felonías quedan desamparadas y los pocos que aún mantienen sus empresas en espera de que les roben aquellos que la policía detuvo hace un día. La Justicia, sus leyes, sus interpretaciones por parte de los jueces hacen que los españoles tengan mucho dolor en su corazón.

Hoy en España, en el año 2013 hablamos de aíre con olor a revolución, cualquier día nos enfrentaremos a una o varias desgracias lamentables que podrían haberse evitado, que nuestra Democracia nos tenía que haber garantizado que no iban a producirse, pero no, los españoles sentimos el aroma de la derrota democrática, del dolor de nuestros vecinos afectados, el vacío por parte del Estado en dar soluciones.

La historia conviene leerla con atención, entender el momento y el lugar, comprender los sentimientos y las actuaciones y luego como se procesaron aquellos juicios sumarísimos.

El presente lo vivimos todos con pasión, a veces con excesiva pasión, pero lo que es innegable es que hoy en España todo se está viviendo con dolor insoportable y sólo queda que la mecha sea encendida para que todos lamentemos haber perdido la esencia de la Democracia que tan poco nos ha defendido en esta crisis y que tan poco nos va a defender ante el aroma revolucionario de situaciones que serán aplaudidas por unos y lamentadas por otros.

Mientras nos distraemos con el fútbol España-Francia, qué país, qué dolor.