Terror en el Supermercado

Durante la Revolución Francesa pasaron muchas cosas, pero lo que más recordamos es que Luis XVI y María Antonieta perdieron la cabeza en la guillotina y nació en esos momentos la Convención Nacional para ver que fracción revolucionaria se quedaba con el poder.

Es evidente que cuando el pueblo lucha por la libertad sin ser liderado por un líder y objetivo claro y contundente los triunfos valen de bien poco ya que vuelven las ideologías para imponer su nueva ley sobre los demás y esto es lo que ocurrió en aquella Francia que se debatía entre hombres radicales llamados jacobinos y por su puesto los más radicales llamados rabiosos, también estaban los moderados que eran los girondinos pero eran bastante corruptos.

El poder de las ideas son siempre el detonante de lo que ocurrió en nuestra historia, por ello aquel hombre que se mostraba enemigo de la pena de muerte y se inventó aquello de Libertad, Igualdad y Fraternidad, una frase sin duda alguna genial y que ha viajado a lo largo de todas las revoluciones siguientes como una constante de deseo y objetivo común para el pueblo.

Maximiliano Robespierre era ese hombre que se convirtió en líder, que guió al pueblo en su revolución, que se dedicó a olvidar sus ideas y en vez de eliminar la pena de muerte cortó cabezas a diestro y siniestro para que las suyas se impusieran sobre las demás.

Eran unos años cruciales para el destino de Francia, todos los que sueñan con revoluciones ponen de ejemplo al país vecino por aquello de que el pueblo ganó su libertad, igualdad y fraternidad, pero no debió ser nada fácil ya que en manos de Robespierre se sembró el terror entre los que pensaban diferente, fuel tal el extremo que surgió la palabra TERRORISTA, sí amigos, esa persona que siembra con muerte el miedo en el pueblo y una palabra que aún sobrevive por su uso a nuestros tiempos presentes.

Curiosamente y a tiempo, el pueblo consiguió que también la cabeza de ese terrorista llamado Robespierre rodada bajo la guillotina, al pueblo nunca le gustó vivir en constante miedo a morir eso era peor que vivir sin libertad.

Toda revolución se pierde cuando son los que siembran el terror con sus actos en vez de transmitir la ilusión por un cambio a mejor, Francia aprendió de sus errores y su revolución cambió el país a tiempo cuando percibieron que la libertad es más importante.

Hoy amigos en España un Macarra se dedica a presumir de que está bien Robar, Agredir y Campar a sus anchas amparado por la creencia de que es invulnerable por su cargo, creyendo que el apoyo de la izquierda más demencial de nuestra democracia le dota de razón y se ve con el coraje suficiente de amenazar con más terror en el supermercado.

Cambiar libertad por robar, igualdad por agredir y fraternidad por campar es la nueva mecha de revolución que venden en esta España tan anodina, en un país que aún tiene ciudadanos que no creen en el Estado de Derecho y que ven bien que se agreda a un trabajador se robe un supermercado o se campe a sus anchas.

No estamos en la Francia revolucionaria, no caerán cabezas con la guillotina, pero tengan presente que el peso de la Ley será inflexible ante tal infamia que se comente siempre con la disculpa de luchar al amparo de los más necesitados y usando el terror, esa forma de actuar que te convierte en terrorista del propio pueblo al que pretendes defender.

Hasta en nuestras revoluciones somos tercermundistas, pena de país señor.