Cambiar el Mundo

El ideal de cualquier hombre o mujer, es cambiar el mundo, mejorarlo y conseguir la sociedad soñada, pero amigos es Misión Imposible, ya que o empujamos todos en el mismo sentido o la bajara siempre se acaba rompiendo.

Hoy para muchos comienza la Navidad, para bien o para mal, para odiarla o disfrutarla con gozo, para meditar o pasar, para llorar o reír en familia.

Son unas fechas idóneas para intentar encontrar esas pequeñas cosas que sí pueden ayudar a cambiar el mundo, es más, algunos pueden en estos días mejorar como personas pues hay una luz de meditación que nos llega por los cinco sentidos, la cuestión es aprovecharla e intentarlo.

Bien puede uno ser buena gente participando en Letras en el Sáhara o cualquier acto que muestre algo de solidaridad con nuestros semejantes, es más, si salimos a la calle enseguida veremos las mil cosas que sí podemos hacer por los que nos rodean.

Es la Navidad e intentamos vivirla intensamente en una sociedad que ha convertido el consumo en su religión y no tengo nada en contra del consumo, pero nunca debemos olvidar nuestra espiritualidad, está muy bien que el que tenga lo disfrute, con su sudor se lo ha ganado, pero en su corazón debe de tener un hueco para aquellos que aún con mucho sudor no lo han podido ganar y más en estos tiempos tan caóticos en la que la mitad de los vecinos atraviesa el cáncer llamado paro.

No es mucho, pero saber compartir un poco nos hará ser siempre mejores y nos llevará a la plenitud personal, cada cual a su manera y cada uno con su forma de enfocar la solidaridad.

Visitando lugares de recogida de juguetes para esos niños que sin la colaboración de padres y madres afanados en limpiarlos y arreglarlos para dejarlos como nuevos, uno se lleva a casa esa sensación de lo que merece la pena y piensa en la alegría tan barata que han regalado.

En nuestras casas el exceso en dulces es siempre amargo para nuestra salud y a lo largo del año lo notamos, pero si compartimos unos turrones en esos lugares que todos sabemos, endulzaremos a muchos el amargor de la miseria y mejoraremos en el cuidado de nuestro cuerpo, pues todo acto bueno  tiene siempre su recompensa.

Y les podría estar contando mil y una cosas que hacer bien en Navidad, pero no, quiero contarles algunas cosas que hacemos mal en Navidad, nos olvidamos tanto de los demás que llega un momento que nos olvidamos también de los que tenemos cerca, a los desconocidos les tratamos con cierto respeto y a los que tenemos muy cercanos les hacemos sin querer desprecios.

Estoy recibiendo muchos emails, comentarios y mensajes por el móvil en el que nos felicitan para que estas fechas sean siempre especiales y no quiero pecar de desprecio a todos los que tan gentilmente lo han hecho y aún no les he contestado, lo cierto es que ando saturado, pero no quiero ni deseo ser un necio, por ello desde este mi rincón, les DESEO UNA FELIZ NAVIDAD a todos y cada uno de ustedes, tanto en el mundo de los blogs, como los que están muy cercanos en las redes sociales, he intentaré sacar algo de tiempo para contestarles por los mismos medios usados por ellos.

Es Navidad y el mundo sí que lo podemos cambiar, empujemos todos en busca de esa luz que nos deja ver el sentido real que en todas las religiones envía un mismo mensaje, interpretado por cada una de ellas de diferente forma, pero que en el fondo es siempre lo mismo, la luz del camino que ha de seguir el hombre está ahí, si vamos todos juntos llegaremos en plenitud hasta el fin de nuestros días.

Sean felices, disfruten de la Navidad y para aquellos que odian estas fechas intenten recuperar el significado filosófico, ajeno a cualquier religión en particular y vinculado a todas en general, son días para intentar mejorar y además de ser felices compartir esa felicidad.

Por cierto antes de despedirme, el décimo que aquí compartimos con nuestros amigos NO HA SIDO PREMIADO con nada, pero el mejor premio fue tener a esas 109 personas muy cerca, tan cerca que por una noche fueron protagonistas y parte de mis sueños.