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22 de septiembre de 2014

Resoplan las Ballenas

Corría el siglo XII por la constancia escrita que nos quedó históricamente hablando, pero sin duda alguna pudo comenzar antes aquello de ver resoplar las ballenas e ir a por ellas.

Sí amigos hoy toca fijarnos en las ballenas que aparecen en los escudos de muchos pueblos costeros, sobre todo del País Vasco y nos encontramos con una ballena que es homenajeada en los mismo para tener presente siempre nuestra historia, el aquello de dónde venimos; que nos recuerde siempre qué importante fue aquel arte pesquero y como gracias a él se creó una industria que ayudó mucho a ser el país que hoy somos.


Con nuestra buena y grandiosa imaginación nos podemos trasladar a aquellos días de pesca en el siglo XII y estar montados en una chalupa que de pronto se encuentra con un enorme animal que resopla y se sumerge para que al cabo de un buen rato vuelva a salir con otro resoplido.

Montados sobre un barco que ni el más pintado sería capaz de no pasar miedo ante el embiste de las olas, pero el objetivo merece la pena aunque se pierda la vida, no es oro lo que reluce, se trata de un animal que mide muchos más metros que nuestro barquito, pero con la observación sabemos que cada cierto tiempo sale a respirar y que podemos cazarlo.

Allí con nosotros en este viaje están unos expertos lanzadores de arpones que van amarrados a largas sogas, pero hay que acercarse lo suficiente para acertar en el tiro. La ballena se hunde en el fondo y el silencio es aterrador, las olas hacen balancear nuestro barco y no paramos de mirar la mar, estamos a la espera de que nuestra presa suba a respirar y de pronto las aguas se mueven más de lo habitual, esta vez asoma por babor y está tan cerca que casi naufragamos, pero con la respiración contenida vemos como los arpones hacen blanco y en una larga agonía nuestra presa está amarrada y lista para llegar a puerto.

El viaje es agotador, muchos miles de kilos que arrastrar, la noche se cierne sobre nosotros pero hoy la luna nos alumbra para celebrar con todo el pueblo nuestra entrada triunfal, no es oro lo conseguido, pero es tal la riqueza de lo cazado que el bienestar durante mucho tiempo estará garantizado.

Con la grasa de la ballena se conseguía el combustible para las lámparas y era tanta la cantidad agradecida que dejaba aquel animal que los mercaderes podrían vender en lugares lejanos a un precio que haría ganar fortunas, merecía arriesgar la vida en esta aventura.

Despertamos nuestra imaginación y salimos de esas chalupas, respiramos profundamente para recuperarnos de este viaje histórico y nos centramos en el porqué fue tan importante este nuevo negocio y esta nueva industria de la pesca ballenera.

La ballena es un animal enorme, con pesos de más de 50 toneladas y una medida de más de 20 metros y aquellos hombres eran capaces de aprovechar hasta el último gramo para exprimir su recompensa, además tenemos que tener en cuenta que nuestros navíos cada vez son mejores con buenos timones y grandes navegantes.

Los reyes aprovechan para crear sus propios impuestos sobre las ballenas y mientras unos recibían de cada captura una tira de carne de la cabeza a la cola, otros pedían que la primera ballena que entrase en el puerto fuera entregada a la Orden de Santiago como tributo, también las tripas en otros puertos eran donadas a Nuestra Señora del Rocío. Esta nueva industria aportaría un gran tesoro a los reyes y una muestra de fidelidad de su pueblo con ellos.

La ballena en puerto era trasladada a un lugar especial en el que los que habían estado arriesgando la vida eran los únicos que con cuchillos en mano se encargaban de sacar fruto a la caza.

Por un lado se preparaba la grasa para combustible, la carne se ponía a salar, los huesos que tenían varias utilidades entre ellas fabricar útiles caseros, las barbas de la ballena que eran usadas con increíble habilidad para la época y la lengua que era lo más valioso de la ballena.

En la lengua vamos a centrarnos un poco más ya que este manjar tan preciado tuvo que ser regulado en muchos puertos y se estableció que esta se dividiese en tres partes iguales, dos para la reparación y mantenimiento de los puertos y la otra para la iglesia, como siempre pasa en toda nuestra historia, los manjares valiosos se los quedan otros, pero daba igual, las 50 toneladas de aquel animal daban para generar mucha riqueza y que esos pueblos costeros vivieran en un bienestar que no se conocía aún en ningún otro lugar de los reinos castellanos.

Hoy todos nos alarmamos cuando vemos cazar una ballena y los españoles no nos hemos de avergonzar de haber tenido los marineros más intrépidos que durante siglos cazaban a este cetáceo arriesgando su vida con cada arpón lanzado y siguiendo el resoplar de las ballenas hasta las mismas costas de Terranova.

Con la visita que hice a Zarauz, su escudo me invitó a investigar, no sabía la profundidad histórica de esa ballena que allí aparecía y cuando conocí más su historia me puse a soñar y desear haber sido un valiente ballenero intrépido que se lanzase a buscar el resoplar de las ballenas. 

Pero la realidad es que hoy están en grave peligro y que si bien nuestra historia precisó de su caza para ser el país que hoy somos, todos debemos estar a favor de su protección y ver con rigor nuestro pasado sin complejo alguno para afrontar un futuro en el que desde cualquier lugar de nuestras costas podamos observar a un niño decir: Papá, papá, por ahí, por allí, las veo resoplar.


4 comentarios:

  1. Muy interesante artículo amigo. La caza de ballenas era una tradición muy enraizada en el Atlántico Norte y el Mar Cantábrico y en la que los vascos eran expertos (no sólo de piratas e ingleses vive nuestra imaginación). Esta caza colosal además dio lugar a muchas leyendas y avistamientos incluso de sirenas y seres monstruosos.

    Un saludo

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  2. Un personaje literario el de la ballena.
    Y un problema ecológico el que se plantea hoy al estar en peligro de extinción por la pesca indiscriminada.
    Un saludo.

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  3. Un retroceso en el tiempo que nos hace valorar el pasado y como debemos respetar las ballenas aunque antes fueran una fuente de riqueza.
    Un abrazo.

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  4. Dos mundos encontrados. Aunque en aquellos tiempos, nuestos antepasados, cazaban para aprovechar todo el animal siguiendo la cadena alimenticia. Hoy en día la industria ballenera es una masacre a la que hay que poner veto a fin de conservar este bello animal. La heráldica siempre nos invita a investigar y bien que lo has hecho.
    Un abrazo, amigo

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