Si nos centramos en los siglos XVII y XVIII descubrimos que cuando un soldado de nuestro glorioso ejército era pillado cometiendo delito su expulsión era inmediata. Para ello los tambores de la banda musical eran destemplados para que su sonido fuera caótico.
El soldado al son de esas cajas destempladas que no paraban de sonar era escoltado a la puerta de salida del acuartelamiento para vergüenza y escarnio del delincuente que deshonró su uniforme y a sus propios compañeros.
Así hoy en día muchos despedimos con cajas destempladas muchas cosas habitualmente, ojalá que la crisis sea una de ellas.
Y como en la vida todo son ciclos, cercana está la primavera con sus cielos despejados y los primeros árboles en flor que hoy comparto con todos ustedes.
Y con ella llegaron las orugas y las alergias. Bienvenida sea a pesar de todo. No hay nada que la detenga.....
ResponderEliminarQué interesante. No sabía que se debía a eso. Un abrazo y feliz semana entrante
ResponderEliminarSenovilla,
ResponderEliminarHoy en día deberían sonar cajas destempladas por doquier, sobre todo a la salida de los Organismos Oficiales...
Un abrazo, amigo
Amigo Senovilla, el problema es que en aquella España del XVI/XVII había algo que se llamaba honor, un algo que la mayoría de los españoles han perdido, incluidos aquellos que ocupan puestos de responsabilidad.
ResponderEliminarUn saludo
Lo de despedir con cajas destempladas me sugiere una idea que creo que compartimos muchos... Mejor pensar en los ciclos estacionales, sobre todo la primavera que indica nuevos tiempos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me pasa como a Valverde... vamos mejor a intentar disfrutar de esta primavera, aunque llegue disfrazada de invierno.
ResponderEliminarSaludos, Senovilla y gracias por pasarte por el aniversario
Esto, en vez de un país, a veces parece una charcutería. Lo digo por los chorizos.
ResponderEliminarSaludos primaverales.
Gracias amigos por los comentarios.
ResponderEliminarUn abrazo