Pasar una noche toledana en España significa estar toda la noche sin poder dormir a causa de disgustos o molestias que impiden la conciliación del sueño.
Este dicho de pasar una noche toledana se remonta según documentación y referencias como mínimo al año 1539 en la que se afirma que Toledo es una ciudad estupenda pero está rodeada por el río Tajo y esto por las noches en la ciudad provocaba un ruido al que cualquier forastero no estaba acostumbrado y si a todo eso añadimos que los mosquitos de nuestro río Tajo son bastante voraces e impertinentes estos viajeros en Toledo se quedaban la noche en vela.
De ahí que pasar una noche toledana hoy tenga muchas aplicaciones cuando por cualquier circunstancia pasamos cualquiera de nosotros la noche en vela, bien por haber estado de juerga, estudiando o cuidando a un enfermo.
Hoy este dicho lo traslado al día, tengo días toledanos en los que me queda tan poco tiempo para escribir que me da rabia no poder hacerlo, pero las obligaciones siempre han sido lo primero y estar absorbido por ellas no es molesto aunque añoro eso de ponerme una hora a contar historias en el rincón de este blog.
Pasarán los días toledanos como siempre todos hemos pasado las noches toledanas y a raíz de escribir este artículo quizá sea Toledo un próximo destino vacacional cuando se pueda para disfrutar de su historia, de sus calles, de sus subsuelo y ¿por qué no?, de encontrar el tesoro de los Godos.
Pero antes tengo que comenzar a leer Banu Qasi "La hora del Califa" del escritor Carlos Aurensaz, aunque sea en los raticos libres que a uno le quedan después de jornadas toledanas con días y noche extraños.
Sí, es una trilogía de novela histórica que les recomiendo a todos ustedes leer si les es posible, primero porque lo novelado es interesante, segundo por que la descripción de paisajes, lugares o edificios de aquella época son con tal cantidad de detalle que cuando los visitas por primera vez parece que ya los has visto antes y en tercer lugar y muy importante por el rigor histórico desde las primeras líneas de su primer libro "Los hijos de Casio" que ha sido la constate de esta trilogía.
Me encantan las novelas históricas. Me la apunto. Para cuando no pueda dormir y tenga una noche toledana.
ResponderEliminarUn saludo
Comienza con los Hijos de Casio, ya verás que apasionante. Un abrazo amigo
ResponderEliminarMira, no puedo dejar de comentarte como descendiente de toledanos que, no estando en la capital, recuerdo una noche de muchas tantas de verano, a finales de agosto en una pequeña aldea toledana, que no había oxígeno para respirar; me vi a mí y a mi familia asomándonos de madrugada al cielo que parecía se nos caía de tantas estrellas estrellado, encima, haciendo bocanadas porque nos faltaba el aire; no es que hiciese calor, que lo hacía, que no hubiese la humedad a la que como buenos mediterráneos estamos acostumbrados, que no la había, es que faltaba algo esencial para vivir, y teníamos que ralentizar nuestra respiración para adentrar ese aire maravilloso en nuestros pulmones. No recuerdo peor experiencia, y que conste que durante muchos años he sido asidua turista de la villa en verano:P.
ResponderEliminarEn Toledo he estado de paso, pero no conozco la ciudad, eso sí lo que cuentas si que me lo han contado Begoña alguna vez y luego esta frase tiene todo su sentido con lo que narras.
EliminarUn abrazo
Gracias por la recomendación, me interesa porque soy un lector apasinado de las novelas con trama histórica.
ResponderEliminarUn abrazo.
Recomendable 100% toda la trilogía.
ResponderEliminarUn abrazo