A veces es complicado incitar a ciertas lecturas a los más pequeños de la casa, en este caso concreto a Jorge y Lucía que como no iban a ser menos tienen gustos totalmente diferentes a la hora de disfrutar de un libro o una aventura escrita y no sólo por una razón de sexo que también e influye indudablemente.
Pero amigos estaba muy mosqueado con ellos ya que el año pasado les regalaron una edición homenaje a los 50 años de un libro maravilloso que deseaba que lo leyeran y no lo conseguía por ningún medio, quizás porque es demasiado fantástico el cuento o porque les hace pensar como adultos cuando aún son muy niños, así que a usar el ingenio y algunos apuntes leídos en los cientos de páginas que devoro a diario, no quedaba otra.
Mirar niños había una vez un aviador muy joven que se estrelló con su avión en el desierto del Sáhara y allí con su copiloto y sin agua debió ver muchas alucinaciones pues estuvo muy cerca de la muerte, pero no os preocupéis hijos, salvó la vida gracias a unos beduinos y por ello esta historia que os voy a contar es aún más interesante.
En aquellos años el arte de volar era muy complicado, los aviones tenían muchos fallos mecánicos y los accidentes eran muy frecuentes por ello que el trabajo de piloto era extremadamente peligroso, pero Antoine es el aviador favorito de los niños pues a pesar de todos los golpes que recibió su cuerpo cada vez que uno de los aviones que pilotaba chocaba en tierra, el seguía con ganas de volar.
Tantas ganas tenía siempre de volar que a pesar de tener algunas lesiones que no le permitían ver bien pero el deseaba volar y volar; así que como no le dejaban pilotar durante la Segunda Guerra Mundial escribió una carta al Presidente de América un tal Eisenhower que muy pronto en el colegio conoceréis su historia y la importancia que tuvo para el mundo en aquellos días para que le diera permiso y poder volar para así ayudar a su país que estaba en Guerra.
Este Presidente dijo sí, conocía la historia de Antoine ya que era un escritor y sus novelas eran conocidas por tratar de historias relacionadas con su vida y los aviones, además necesitaba héroes en una de las guerras más duras que ha sufrido el hombre.
Así que Antoine muy contento fue destinado a África, pero antes mandó un cuento a su editorial para que lo publicasen, esta vez no era una novela, simplemente era un cuento, ese cuento que ahora Jorge y Lucía tenéis en la mano, pero os cuento hijos, llegó a África y le dieron un avión para que hiciera un reconocimiento del Mar Mediterráneo.
Estaba entusiasmado y además muy contento porque el avión que le dieron era tan moderno y nuevo que tuvo que hacer un cursillo para saber dónde tenía todos los instrumentos de vuelo, así que una vez que lo aprendió salió todo contento a volar.
¿Y qué pasó? Pues sí, se estrelló otra vez y salvó la vida de milagro aunque tuvo que ser hospitalizado durante muchos meses, él no había tenido la culpa del accidente ya que fue un fallo mecánico pero su vida comenzó a ser muy triste pues ya seguro que no le dejarían volar nunca más y le costaba mucho seguir adelante sabiendo que nunca estaría cerca de las nubes.
Un General necesitaba pilotos y allí estaba Antoine con la mano levantada diciendo yo, yo, yo, soy un experimentado piloto, el general sabía su historia y que después de salir del hospital le dio por beber y beber para apagar sus penas, era un borrachín porque no podía volar, pero allí estaba su oportunidad para volver a ser el Antoine de siempre y además necesitaban pilotos, por lo que hijos, volvió a volar otra vez.
Y sí, su avión se volvió a estrellar o cayó abatido por el enemigo, nadie lo sabe ya que las profundidades del mar se tragó al aviador más conocido de todos los niños del mundo.
Qué triste historia papá, sí hijos, triste pero no tanto ponerse a pensar...él murió haciendo lo que más le gustaba en este mundo, si no volaba su vida era un infierno y además estoy convencido de que se estrelló su último avión por un fallo mecánico, al final fue un héroe.
¿Os acordáis de lo que le pasó en el Sáhara, ese desierto tan grande que está tan cerca de España?, todos creen que allí comenzó la aventura que está en ese libro que tenéis en la mano, trata sobre un niño que vive en un asteroide y tiene que salvarlo pero todo lo que le pasa allí es suficiente motivo para que quiera abandonar su hogar...y no os cuento más, todo está escrito en el cuento que ahora tenéis en la mano y lleva un año sin que ninguno de los dos quiera leerlo.
Ayer noche tuve que sacar una moneda y lanzarla al aire para ver quién comenzaba a leer un cuento del aviador favorito de los niños, salió Lucía ganadora y comenzó su lectura, Jorge está deseando que lo acabe su hermana para comenzar a leerlo.
El Principito, complicada lectura, aún recuerdo lo que me costó leerlo en mi niñez, pero esta vez sin obligaciones y metiendo el gusanillo en el cuerpo a estos dos alicates y lo van a hacer voluntariamente y esa es mi mejor batalla ganada gracias a Santiago Posteguillo y a ese aviador favorito de los niños.
Le petit Prince, un clasico. Mi aviador favorito es Porco Rosso.
ResponderEliminarBravo por esa batalla ganada
Yo no lei a Saint-Exupery,pero como buen aficionado al tema de los aviones se de su biografia.A Posteguillo,no Posterguillo que suena a poltersgeit,lei la trilogia de Escipion el Africano y tengo en espera los otros dos Los Asesinos del emperador y lo del Frankestein.Me gusto mucho los dos primeros no tanto el tercero pero bueno habia que acabarlo.
ResponderEliminarConmigo seria una batalla perdida......
Un abrazo y me alegro les hallas convencido aunque soy de los que opinan que la lectura la escoje uno...
Gracias Gonzalo y rectificado se me escapó la r, ja,ja,ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Oscarcillo Misión Cumplida que al final es lo que cuenta.
Otro abrazo
Libro de cabecera. Lo han leído mis hijos y mis nietos. Me encanta como lo has contado.
ResponderEliminarUn abrazo
Motivar es importante para que los nuestros se aficionen a la lectura. Son unos tiempos estos de primacía de la imagen y ponerse a leer cuesta más que costaba hace décadas.
ResponderEliminarUn buen libro sin duda. Por él no pasa el tiempo.
Un saludo.
Suerte que tienes, los míos leen a punta de....
ResponderEliminarEl Principito, siempre está ahí. Maravilloso.
ResponderEliminarHermosa historia, amigo, y no me refiero a la del Principito sino a la que acabas tú de contarnos.
ResponderEliminarA los niños hay que acercarlos a los libros con mucho tiento y mucha maña... cosa por otro lado lógica: porque les estamos abriendo miles de puertas a la vez y cada cual distinta. Miles de mundos distintos al que conocen...
Y sabemos que una vez que crucen el umbral de una de ellas, a la larga volverán.
Un saludo.
Tanto tiempo estas perdido
ResponderEliminarvine a desearte feliz 2013
te sigo leyendo
un beso
Lo siento no lo leí, pero es la segunda vez que lo e oído mencionar y en la forma que te alegras de que tus hijos lo lean. Yo también lo haré.
ResponderEliminarUn saludo!!