Un fin de semana maravilloso, no exento de emociones extremas en la dura competición que es el Ajedrez.
No es un juego más,
es el juego por excelencia y este sábado y domingo han sido muy especiales para toda la familia,
Jorge y
Lucía han estado ahí, con los mejores y lo han dado todo.
Lo importante no ha sido el campeonato en sí, lo importante es todo lo que hay que hacer para enseñar a nuestros hijos a saber ganar, a saber perder, algo muy difícil se lo aseguro, pero así es la vida muy complicada y nada mejor que un juego como el ajedrez para transmitir buenas enseñanzas.
El reto de Lucía, con tan sólo seis años compitiendo con niñas más mayores pues era el grupo de Sub-8, es todo un logro, lleva desde Octubre del año pasado en clase de Ajedrez y ha aprendido mucho, me quedo corto, muchísimo, pues su hermano es también buen maestro.
No nos esperábamos su clasificación, casi era una suplente en el campeonato y consiguió llegar con las 6 mejores niñas de Navarra a un Campeonato muy reñido.
Su emoción estaba llena de felicidad, tenía un importante reto ante ella, competir con seriedad en un Campeonato dónde sin duda estaban las mejores y tendría que dar la talla.
En ningún momento tuvo miedo, sin duda la edad influye con tal apelativo llamado miedo, simplemente se limitó a disfrutar y disfrutó mucho, sabedora como ella me decía que es su primer año y que está aún aprendiendo.
Y sin duda me sorprendió y mucho, en estas edades es tan importante saber lo que es una ilegal que decide partidas, controlar el tiempo que evita caídas de banderas y sobre todo desarrollar tu juego expandiendo tus piezas en el tablero.
Cumplió con todos los consejos que le dimos, juega despacio le decíamos y lo hizo, fíjate bien en no cometer ilegales y que no te las hagan, y lo hizo, desarrolla tu juego y luego ya veremos que pasa, y lo hizo en todas y cada una de las partidas que disputó.
No sólo sabe jugar, sabe obedecer y lo que es más importante, sabe aprender y aplicar lo que aprende.
Llegó el momento decisivo para ella, era la última partida y ya había una ganadora, pero quedaban aún puestos muy bellos como el segundo, el tercero, pues a su edad los premios son la mejor recompensa.
Daba igual que ganase o perdiese, sólo con contemplar su juego era todo un premio para sus padres, pero el campeonato era muy largo para su corta edad y en alguna partida que pudo ganar no la remató pues se le notaba que estaba agotada, algo muy lógico, pero claro era la última partida y como ven en el gráfico era decisiva.
Terminó y me dio un beso diciendo, "jo que cansada" pero a que he jugado muy bien", pues eso que sabe ganar y sabe perder, entendiendo perfectamente que todo es un juego, sabedora que estamos muy orgullosos de ella y que el resultado no nos importaba nada.
Así terminó su primer Campeonato serio de este año, da igual la clasificación ha sido una excelente deportista y lo ha dado todo, ya está pensando en el siguiente que es el próximo fin de semana y el premio tan deseado por cualquier niño cuando hace bien las cosas, ya se lo hemos dado.
Toca el turno de hablar de Jorge, con él todo ya es distinto, este es su tercer año en el mundo del Ajedrez y ahora se le nota que perder duele, que te ganen no es tan bonito como ganar y que los errores se pagan muy caros.
Pero está muy equilibrado y al igual que no da saltos de alegría cuándo gana, en el momento de afrontar una derrota lo hace con la transición que merece ese momento amargo que sólo debe durar unos minutos.
Está ya muy maduro para afrontar este juego tan emocionante como es el Ajedrez, esta vez las circunstancias han sido algo adversas, su profesor no pudo acudir al campeonato por problemas familiares, estaba sólo y la mano de su excelente profesor se añoraba, lo llevó bien pues yo asumí mi faceta de padre-entrenador y masajista, creo que alguna vez les conté que les doy un masajito en la espalda antes de cada partida.
También tuvo que afrontar su miedo a LAS NEGRAS, aún no ha superado la superstición de que se juega mejor con blancas, pero bueno tiempo al tiempo.
Estaba entre los 8 mejores niños Sub-8 de Navarra y en ningún momento esa presión le afectó, disfrutó con todas las partidas y desarrolló el juego como hay que hacerlo, sin prisas y meditando.
Pero sin duda lo más complicado ya con su edad es que aprenda a saber ganar y saber perder, algo que ha demostrado como su hermana que es una lección fácil de entender.
La emoción en sus partidas ha sido máxima, como en el caso de su hermana la competición ha estado muy reñida hasta la última partida, había también un claro ganador, pero el segundo y tercer puesto estaban aún por decidir.
Comenzó la partida y éramos los padres y profesores ahora los que mascábamos intensamente la tensión del momento, parecía que nosotros disputásemos el campeonato, pero no, eran ellos y estaban allí disfrutando de un juego.
Mucha presión de la cantidad de fotos que todo el mundo les hacía, pero ni se inmutaban estaban a su tablero, ni un cañón podría sacarles de su extrema concentración y así acabó la competición.
Jorge no pudo ganar esa última partida y eso que su juego fue perfecto, pero el rival también jugó muy bien, durante unos minutos se vino un poco abajo, sí amigos perder es doloroso, pero saber perder te hace adulto y aquí se me cae la baba viendo como en diez minutos estaba contento, radiante y feliz de haber participado en el campeonato, dispuesto a llegar a casa para explicarme sus fallos en las partidas y no dando importancia a la clasificación, también tuvo su premio, su madre y yo estábamos deseando dárselo.
Y como la final del Campeonato de Ajedrez ha sido en Tudela, nada como celebrar con estos peques un glorioso domingo, lleno de emociones, competición y aprendizaje.
Visita turística al pueblo y a comer en un lugar dónde podían elegir todo lo que quisieran las veces que quisieran, con miles de sonrisas y sin un sólo lamento, ellos saben lo importante que es ganar y lo necesario que es saber perder.
Pero quedan los padres, asumir que todo esto que hoy enseñamos a nuestros hijos es tan importante como la ciencia, la historia o las matemáticas, al final cada momento es esencial para transmitirles con un juego lo dura o fácil que puede ser una vida.
Hoy a orilla del río Ebro, en Tudela, hemos intentado afrontar estos momentos con el cariño de unos padres y con el temor de como iban a reaccionar en cada momento Jorge y Lucía.
Su madre y yo hemos aprendido también una gran lección hoy, están madurando, están creciendo y de momento nos llenan de alegrías, lo importante no es ganar, no es competir, lo importante es saber ganar y saber perder y de momento amigos, esta lección la estamos superando.
Con emoción termina un fin de semana maravilloso dónde el Ajedrez fue importante, pero la diversión también llegó viendo el Casco Antiguo de Tudela con unos peques dispuestos a preguntar de todo, ¿Mamá porqué hay siempre tumbas en las iglesias?, ¿Papá, aquí había antiguos?...seguiremos enseñando, somos padres, es nuestra obligación.