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24 de noviembre de 2014

Fusilado por un dolor de Muelas

Corría el año 1826 en Inglaterra, y cuentan que él había sido uno de los personajes más famosos en la ciudad de Londres, siempre aclamado y ovacionado en cada una de sus atractivas actuaciones en las que el público quedaba siempre boquiabierto.

Aquella mañana se vio abatido por un pelotón de ejecución que le disparó 152 proyectiles, tuvo relativamente suerte ya que ninguno de ellos fue mortal y aún le dio tiempo a repasar en su vida todos aquellos buenos momentos en los que su fama era aplaudida por viejos y jóvenes londinenses.

Su vida fue siempre tranquila, querido por todos aquellos que le cuidaban y premiado por su inteligencia y obediencia en cada una de sus actuaciones de aquel famoso Circo Chunee.

Agónico y lleno de impactos de aquellos mosquetes que le acababan de acribillar con su proyectiles encontró alivio a un dolor que comenzaba a ser menor de lo que aquel fatídico día fue y es que su colmillo le volvió loco.


Sí, amigos, allí se encontraba el elefante Chunee viendo como se acercaban a rematarle con una espada y dar fin a su vida, en esos instantes comenzó a recordar su juicio y la sentencia que le condenaba a muerte.

Es cierto señoría que Chunee aquella mañana de exhibición por la ciudad saltó en estampida por las calles y atropelló todo aquello que se interpuso en su camino, también es cierto que por desgracia su acto conllevó la muerte de uno de sus cuidadores, pero hemos de alegar en su defensa que todo fue por un terrible dolor de muelas, en este caso colmillo, una infección en su colmillo le causó en esos instantes un dolor tan insoportable que le llevó momentáneamente a una locura inusitada en un ser tan noble.

La espada estaba apunto de causarle ya la muerte y nuestro personaje animal histórico que hoy les traigo dio un último suspiro recordando como sus defensores en el juicio alegaban que era un animal que no podía comunicar su dolor como haría cualquier persona y que todo era una fatalidad que debería ser considerada como un accidente.

Esa espada ejecutora le atravesó su punto más vital y las últimas palabras que recordó Chunee el elefante más famoso de Londres en aquellos años fue al juez que dictó sentencia: La Ley ha de ser tajante, nuestra legislación no diferencia animales de hombres así que le condeno a ser fusilado.

Allí quedó tumbado uno de los animales más nobles que había sido protagonista de tardes infantiles y noches para adultos, haciendo las delicias para unos y otros que disfrutaron siempre con su espectáculo, todos los que alguna vez lo disfrutaron lloraron su muerte y lamentaron aquel fatídico dolor de muelas.

También muchos juristas se comenzaron a plantear que en algún momento las leyes del reino deberían de cambiar y no ser ajenas a la diferencia jurídica que deberían tener los animales ante las leyes de los hombres.

Pero todo lo que les he contado tiene otra versión aún más cruel que ustedes deberían conocer pues se ajusta más a lo que ocurrió realmente.

Un museo que fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial ahondó en el gran secreto que rodeaba la historia del elefante Chunee ya que allí en el Hunterian Museum del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra, situado en Londres, acampó el esqueleto de este paquidermo y fueron los expertos los que enseguida se dieron cuenta de que aquel esqueleto tenía un colmillo roto con evidencias de que algo le había ocurrido.

Efectivamente todo apunta a que tuvo un acceso infeccioso en el colmillo y ese dolor de "muelas" pudo ser la clave a todo lo que ocurrió en esta estrambótica historia que ahora podemos descubrir con más asombro aún si cabe.

El Señor Bentley fue quién vendió o prestó el esqueleto de Chunee a este museo y con el que había intentado hacer negocio exhibiendo en muchas ciudades, los huesos del paquidermo que curiosamente había comprado a un Zoo que se mudaba de asentamiento y dónde estuvo expuesto un cierto tiempo, no dieron beneficios de ahí que estuviera encantado con la venta de tal peso al museo.

El esqueleto de Chunee llegó al zoo después de haber sido despiezado por ávidos carniceros de Londres que vendieron su carne apoyados de una gran publicidad que alegaba las grandes virtudes de la misma y como los acontecimientos que ahora vamos a relatar crearon mucha expectación, ciertamente no tardaron mucho en vender los cientos de kilos que con sus cuchillos separaron del cuerpo muerto de aquel elefante.

La piel y hasta los ojos del elefante fueron vendidos, lo que aún desconocemos fue el destino de sus tripas ya que algunos afirman que fueron a las aguas del Támesis, lo que sí se encontró en este despiece del animal fueron cincuenta balas que también fueron adquiridas por algún coleccionista.

El cadaver del elefante ya muerto debió ser una fuente para sacar dinero ya que se aprovechó para dar clases de disección anatómica y se cobró entrada a los estudiantes que fueron a observar aquella maniobra que ya causaba bastante malestar a los vecinos londinenses.

Pero la gran pregunta es la de como realmente murió Chunee y la respuesta llega del director del Circo y dueño del animal el señor Cross conocía bien esta historia desde sus inicios:



El Exerter Exchange nació en 1873, creado por el señor Gilbert Pidcok que buscaba esquivar las leyes ya que la exhibición pública de animales estaba prohibida, pero siempre existían las excepciones que confirman la regla y los circos itinerantes eran la excepción, así que si el circo dejaba de rodar y se asentaba en un lugar la atracción de grandes y pequeños por ver el espectáculo estaba garantizada, aunque fuese una mezcla de circo y zoo.

Y así fueron los primeros años en los que varios animales hacían las delicias de todos los que por allí pasaban y pronto apareció la gran adquisición estrella del espectáculo, era un pequeño elefante hindú de tres años de vida que en su primera actuación recibió un estruendo aplauso por parte del público pero lo asustó tanto que huyó en estampida del escenario atropellando en su huída a tres actores del circo.

Las criticas fueron muchas pero Chunee había sido traído para hacer dinero y eso era lo que importaba, tan importante eran las funciones que su dieta alimentaria comenzó a causar a este pobre animal un sinfín de molestias gastrointestinales que se mostraban en forma de PEDOS públicos y mal olientes que no gustaban para nada al público, eso sí los niños no paraban de carcajear.

Chunee no debió tener una vida fácil que digamos ya que a todo esto hemos de añadir que su cuidador no era nada ejemplar a la hora de hacer su trabajo y que este elefante poseía una gran inteligencia pues públicamente también era capaz de evidenciar su malestar dando trompazos a este mal domador en mitad de los espectáculos.

Amortizada la inversión de Chunee para los espectáculos se decidió retirarle del teatro y los espectáculos para devolverle al circo Astley que fue quién lo trajo a Londres y lo alquiló por un justo precio, pero se pusieron a hacer cuentas del gran gasto que conlleva mantener la alimentación y limpieza del mismo que por fin se decidieron a venderlo definitivamente al Exerter Exchange que lo puso en una jaula del primer piso de este zoológico para su exhibición.

En esta jaula el público podía visitar al elefante, le lanzaban monedas y este las devolvía, le arrojaban los sombreros y este con la tropa se los entregaba a su dueño entre los barrotes, todos admiraban a la bestia gigante y un tal Lord Byron que todos ustedes conocen escribió sobre Chunee alabando su forma de ser.

El tiempo que Chunee estuvo enjaulado dio mucho de sí,  la música que el profesor Everad Holmes le puso en un estudio con el que buscaba el comportamiento animal que puede ejercer la música. Chunne mostró su respeto ante el piano estando en silencio y con sus orejas bien desplegadas en acertado signo de escucha.

Y además el cariño que todos le tenían al elefante lo reflejó Tomas Hood que le dedico en aquellos tiempos unos versos al paquidermo.

Su trompa suaves caricias me propicia
cuando a su jaula me acerco,
mueve sus orejas y dobla sus rodillas
cuando una manzana le ofrezco,
quiero a este elefante como a un hijo
por el amor que me prodiga.
A todos mis amigos yo les digo,
que a él lo amo sin medida.

Cross se acaba de hacer el nuevo dueño del zoo y ante la envergadura que adquiría Chunee decidió trasladarle a una jaula más grande, le gustaba este elefante y se sonreía de lo miedoso que llegaba a ser pues tenía pánico a uno de los perros que por allí estaban.

Pero los problemas serios iban a comenzar pasado el año 1825, Chunee presentaba cambios de humor atípicos con su forma de ser y a su cuidador lo embistió de tal forma que pudo haberlo matado, ante estos hechos Cross decidió nombrar a Dyers  que también sería nefasto para el cuidado del elefante pues su crueldad con los animales era evidente con los latigazos que les daba...

Cross de nuevo cambió de domador y esta ver eligió al más experto, el señor John Taylor, un mutilado del oficio ya que un león le había arrancado el brazo, pero esto no le hizo abandonar lo que más quería y era estar con los animales.

Se consiguió amansar a Chunee, parecía que había vuelto a la normalidad, Taylor y el cariño que ponía en sus cuidados pudieran ser la gran receta, pero aún había algo especial en el elefante ya que una vez con su trompa enganchó a un soldado que casi mata si no llega a ser porque Taylor pudo evitarlo.

Pero Taylor fue apartado de su puesto por muchos dires y diretes que hay entre empleados y al señor Cross no le quedó otra que elegir a un nuevo cuidador, esta vez lo hizo con gran infortunio pues eligió al peor de todos un tal Carter que no tenía ni idea de elefantes y además era cruel y bestial en su trato con Chunee.

El mismo Taylor en una de sus visitas lloraba al ver estado lamentable en el que se encontraba Chunne dentro de la jaula, evidentes muestras de castigo en su piel fue lo que le hizo escribir una carta a Cross contándole todo lo que pasaba en esa jaula pero el dueño de este Zoo hizo caso omiso a la misma.

La llegada del Musth que es el CELO DE LOS ELEFANTES llegó por edad al paquidermo y su conducta tan ingobernable debió ser tratada a base de laxantes, pero Carter que era un bestia para todo no hizo más que dar sobredosis de los mismos a Chunee causándole unas diarreas y dolores gastrointestinales horrorosos, eso sí, las ganas de tener sexo a Chunee le desaparecieron por completo.

En noviembre de 1825 un empleado de limpieza que no gustaba de acatar bien las ordenes de la dirección entró a limpiar la jaula de Chunee y este en un movimiento fatídico lo aplasto con su cuerpo contra la pared.

Chunee fue juzgado en Londres y la sentencia confirmó que había sido un accidente así que el señor Cross simplemente pagaría una multa por la muerte de aquel limpiador.

En febrero de 1826 un ataque de lo que ellos creían que era de nuevo el Musth afectó al elefante, sus golpes contra la pared y los barrotes hacían temblar todas las instalaciones y se decidió por fin acabar con su vida.

Lo intentaron envenenar con a una mezcla explosiva de venenos puestos en su comida pero Chunee no probó bocado y su furia iba creciendo hasta el límite de que el Sr. Cross llamó a la policía y les pidió que le abatieran a tiros.

Los policías dispararon al paquidermo pero este aún se puso más furioso por el incremento del dolor infringido. Acudieron más de veinte soldados para intentar acabar con la vida de Chunee y además estaban asesorados de dónde tenían que apuntar para derribar a tan furioso animal que parecía capaz de hundir el edificio con sus embistes.

Fueron los rifles más potentes que tenían aquellos soldados para la ocasión, Stevens and Company, catorce soldados descargaron sobre Chunee al unísono y este cayó sobre sus rodillas agónico.

Pero al ir a entrar en la jaula este elefante se levantó y continuó con su furia, todos los soldados seguían disparando sobre él, apuntando a los ojos, las orejas, la boca e incluso usaron otras armas para derrumbarlo, pero la fortaleza de Chunee era inverosímil, seguía de pie dando trompazos y golpeando las paredes.

La voz de Carter el inexperto cuidador se oyó con claridad, ordenaba a Chunee sentarse como hacía cada vez que lo visitaban y este pobre animal así lo hizo, momento que aprovechó para clavarle una lanza en el costado y que uno de los soldados disparase a corta distancia en el interior de su oído.

Pero sorprendentemente aún no estaba muerto y con las pocas fuerzas que le quedaba se tumbó en el centro de la jaula momento que fue aprovechado por los soldados para seguir disparando y por los cuidadores para clavar aún mejor sus lanzas.

A la llegada de Cross que el muy animal venía con una cañón del ejercito para tumbar a Chunee se encontró con que ya había muerto y aún le dio tiempo para pensar en como ganar dinero ya que dejó que el público londinense fuera a admirar tan deplorable espectáculo.



De toda estas historias y de algunas aún más interesantes yo he aprendido mucho y ustedes las pueden encontrar en un genial libro que si pinchan sobre la imagen podrán descubrir.


9 comentarios:

  1. Si es horroroso un dolor de muelas, el de colmillo no lo quiero ni pensar. Debe ser tremendo.
    Un saludo.

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    1. Cierto querido amigo, los dolores que no son aliviados enloquecen a cualquiera.
      Un abrazo

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  2. Juzgar a los animales con las leyes hechas para hombres es una aberración propia de los peores animales... los llamados racionales.
    Un abrazo

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    1. Cierto Javier por eso el maltrato que existe con las mascotas.
      En esta historia lo curioso es que hay dos versiones la que menciona Muy Interesante en el vínculo de la foto del elefante y la que nos cuentan en el libro...me quedo con la segunda por ser la más realista y la que mejores datos contrastados aporta.
      Un abrazo

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  3. Interesante historia,me imagino como se puso el pobre animal,hace poco yo me subia por las paredes y no soy mosca...
    Saludos

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    1. Así es Jose Manuel, yo creo que todo lo que sufrió el pobre animal influyó en su comportamiento final tanto como el dolor de colmillo como el dolor de los maltratos sufridos.

      Un abrazo amigo

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  4. Senovilla,
    Razón tiene el amigo Javier. Juzgar a los animales con nuestras leyes es antinatural. ¿Qué provocó incidentes e incluso muertos? Nos ha fastidiado, pobre animal; nada de aquello hubiera pasado de haberlo dejado en su hábitat natural. Una gozada de historia, sombrerazo ;)
    Un abrazo, amigo

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    Respuestas
    1. Lo más curioso de esta historia es como nos ha llegado tan descafeinada que es la primera parte y tan cruel y realista para la época que es la segunda parte.
      Sí amigo los animales están mejor sueltos y de no ser así que también se les puede disfrutar, deben estar siempre bien cuidados con todo lo que eso conlleva, hasta con psicólogo para animales por aquello de las depresiones.

      Un abrazo amigo.

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