Alejandro Magno siempre que tenía que juzgar algún entuerto entre los que acudían a él lo hacía con una mano tapando una de sus orejas, algo tan curioso que no pudo ser de otro modo que algún día fuera preguntado por uno de sus hombres más cercanos:
Señor no entiendo porqué tapa una oreja cada vez que alguien acude a usted para pedir justicia...
Alejandro Magno como un grande que era dejó a su mejor hombre con una gran lección de sabiduría pues le contestó:
Con la que no tapo escucho las imputaciones del que pide justicia y la que me tapo la reservo para las alegaciones del que es inculpado en esa petición.
Que poco aprendemos de la historia y que rápido olvidamos el mundo del derecho, sus principios básicos, será que vivimos en un país que nos aborrega a todos con tanta editorial ideológica que campa manipulando a sus anchas y para su propia guerra cualquier noticia.
Les dejo por hoy, vean el vídeo que más les apetezca, ambos son muy buenos el primero de humor y el segundo de pasión por la historia.
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