Todos estamos acosados por algún demonio para conseguir de nosotros lo más indeseable de nuestra vida que no es otra cosa que vivir sin sentir que se vive.
Para algunos es sencillo luchar contra sus demonios, para otros nos cuesta Dios y Ayuda para conseguirlo pues sus placeres ofrecidos en esos momentos de debilidad son tan golosos como falsos.
Caer en la tentación es lo más sencillo, librarse de ella es más complicado pues su persistencia es tan constante que nuestra fortaleza a veces muestra brechas de debilidad.
Uno de mis demonios más constante que tengo y le he identificado con nombre y apellidos, se llama Daemon Meridianus, ese demonio del mediodía, que se me aparece hasta la saciedad con constancia diaria para romper mi ritmo de vida y eliminar la sensación de vivir con felicidad cada segundo de existencia.
Hace años luchar contra él era muy sencillo, la fortaleza mental era apoyada por la física y por muchos susurros que Daemon me hiciera eran omisos para mis pensamientos.
Hoy Daemon tiene nombre y apellidos, es ese demonio del mediodía que aún sabedor de que mentalmente soy más fuerte aprovecha la flaqueza física que conlleva la edad, tienen mucha lógica sus tentaciones, sabe hacerlo bien, te tienta con placeres de dejadez y hastío.
He de reconocer ante todo el que me pregunte que sí, que alguna vez caí en su oferta y sufrí las consecuencias de que el día se convirtiera en algo inacabable y mi propia existencia fuera una vida sin sentido.
Por ello que sabedor de su tremendo poder en el que te da placer de éxtasis durante unas horas y te deja KO durante muchos días, tomé hace tiempo la decisión de luchar contra él con todas mis energías y eso amigos lectores hace que cada tentación diaria sea para mí una lucha ganada que más que cansarme de soportarla, me da la fortaleza del triunfo para comprobar que cada segundo de vida si es vivido es placentero por sí sólo, sin necesidad de los placeres capitales que ofrecen esos demonios.
Pero Daemon Meridianus sabe latín y tiene fama de vencer a monjes, a ricos, a pobres a filósofos y no dejará de venir a diario a la hora del mediodía para tentar y tentar y conseguir que como antaño que vuelva a caer en sus garras.
Procuraré seguir luchando contra él todos los días al mediodía, con el poder de la imaginación, con la sencillez de vivir cada segundo sintiendo que uno está vivo y lo ha disfrutado; y toda ayuda es buena por ello que sabores añejos me ponen en guardia para la llegada de ese maldito Demonio del Mediodía que mañana acudirá fiel a su cita e intentará llevarme al huerto.
Me apunto a lucha. Eso de vivir cada instante el momento no tiene precio. Me ha gustado tu post. Un abrazo y a no dejarse tentar
ResponderEliminarTodos tenemos nuestros demonios particulares que nos acechan. Hay que estar alerta: el demonio de los celos, el de la vagancia y la dejadez, el del egoísmo, el de la insolidaridad, el de la intolerancia...
ResponderEliminarUn saludo.
Ese demonio es muy peligroso querido amigo. Y difícil de vencer. Aunque esa misma edad que puede producir flaqueza física en ocasciones también se apunta un tanto: la experiencia. Aunque no hay peor demonio que la intolerancia y la insolidaridad, en eso coincido con el amigo Cayetano. A luchar dia a dia contra nuestros demonios y a vencerlos que son pocos y cobardes¡
ResponderEliminarUn abrazo
No entiendo por qué no se queda mi comentario. A ver si tengo suerte en esta.
ResponderEliminarEse demonio que te tienta con placeres de dejadez y hastío. Y, según en qué momento, es tan fácil dejarse llevar. Si eres consciente como es tu caso, ya tienes parte de la batalla ganada, a veces llegan de manera tan sutil.
Inmenso abrazo :)
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